Wednesday, June 23, 2010

PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD

Firmado por Álvaro Lucas
Fecha: 26 Mayo 2010

A estas alturas de la crisis, algunas personas e instituciones comienzan a atisbar, no las soluciones a corto plazo que la supervivencia demanda, sino incluso la necesidad de un cambio de modelo que nos permita afrontar con garantías el futuro de nuestra civilización, más allá de aspectos puramente económicos. Este era al menos uno de los principales objetivos del I Simposio “Sociedad, Economía y Valores” que organizó hace unos días la Universidad de Navarra en el campus del IESE en Madrid. En palabras de su Rector, Ángel José Gómez Montoro, el objetivo es “plantear la renovación de los paradigmas actuales del conocimiento, condicionados por la fragmentación de las distintas perspectivas desde las que se intenta acometer”.


Alejandro Llano: “El management será la disciplina a través de la cual cobrarán relevancia de nuevo las humanidades”


Economicismo y burocratización
La mayoría de edad del hombre a la que hacía alusión Kant y el desencantamiento de Webber cuando definían la Modernidad cristaliza según Alejandro Llano, Catedrático de Metafísica y uno de los ponentes del simposio, “en un sistema político y social como el actual, basado en dos pilares: el economicismo y la burocratización”.
Según Llano, “hemos vivido en las escasas posibilidades que nos ha proporcionado el juego de equilibrios entre estos dos pilares, cuya realidad concreta son el mercado y el estado”. A mayor mercado y menor Estado: liberalismo. A mayor Estado y menor mercado: socialismo. “Y entre tanto -afirmó Llano- de la pugna entre el poder, el dinero y la influencia de los medios de comunicación se deriva la corrupción que caracterizó a los años 80 y que se ha extendido hasta el presente”.
Este modelo de funcionamiento ha encontrado en el denominado “Estado del bienestar” su mejor justificación a lo largo de los años pero los fenómenos de envergadura mundial vividos en el último siglo, como la guerra, la pobreza en el mundo, y crisis económicas como la actual, han puesto de relieve que, en palabras de Alejandro Llano, “es un modelo que conduce a un callejón sin salida porque al final los ciudadanos y la sociedad han dejado de interesarle”. Sus deficiencias, por tanto, plantean la urgente necesidad de un cambio de modelo porque este ya ha quedado obsoleto.


Stefano Zamagni: "Junto a los principios del mercado y de la redistribución hay que incorporar las relaciones de reciprocidad"


La emergencia de las personas frente a la tecnoestructura
Existe una tecnoestructura que se eleva por encima de la sociedad y desde la que, de un modo capilar, se intenta colonizar la vida de las personas, ya sea mediante la publicidad, los contenidos de televisión, la excesiva regulación que atenta contra la libertad, etc…
“Se habla de la emergencia de los países cuando debería hablarse de la emergencia de las personas frente a esa colonización del Estado y del mercado”, afirmó el metafísico. Factores como el dinero y el poder no constituyen lo esencial del hombre y no pueden ser por tanto la clave de lo humano. Por el contrario, la familia, que sí lo es, parece haberse convertido en el objetivo a batir para robarle el protagonismo que todavía tiene en el desarrollo de las personas y lograr así la colonización definitiva.
Esa emergencia de las personas debe traducirse para Llano “en no esperar a que nadie nos diga lo que tenemos que hacer para lograr así una rebelión de los mundos vitales”. Una rebelión que se ha confundido en algunos casos con ideales rebajados que sí han conseguido integrarse y condicionar el modelo actual, pero de una manera infructuosa desde el punto de vista del hombre. Se trata del feminismo, el pacifismo, el ecologismo y el nacionalismo. “Prueba de ello –dice Llano- es que ninguna voz pública que se precie en la actualidad puede descuidar estos elementos”.
Para Llano, el humanismo cívico consiste en tratar a las personas no sólo como medio sino también como fin. Esa es la verdadera cultura de lo humano. El humanismo cívico aporta al humanismo básico la libre comparecencia y protagonismo de los ciudadanos en la sociedad y la vida pública multiplicados hoy por el amplio desarrollo de las nuevas tecnologías.
No cabe duda de que el protagonismo de las personas se pone de manifiesto en muchos casos en su desarrollo y realización dentro de las empresas. Para recordarlo, Llano rescató unas palabras de Peter Drucker, uno de los principales gurus del management. “La técnica de dirección y organización de empresas es también un humanismo porque tiene que ver con la gente”. Y Llano afirmó sin ambages que “el management será la disciplina a través de la cual cobrarán relevancia de nuevo las humanidades”.
Paradojas del siglo XXI
“Los problemas económicos del presente no se pueden resolver con el marco conceptual del pasado”. Fueron las palabras con las que inició su exposición otro de los ponentes, Stefano Zamagni, Catedrático de Economía Política de la Universidad de Bolonia.
Zamagni explicó esta idea basándose en tres paradojas fundamentales del siglo XXI; la paradoja de la felicidad, la paradoja de la desigualdad y la paradoja del modelo taylorista. La paradoja de la felicidad la planteó en 1974 Sterling, quien afirmaba que después de un determinado nivel de renta, la felicidad no sólo no aumenta sino que disminuye. En segundo lugar, la paradoja de la desigualdad tiene que ver con la cuestión de que cada vez hay más riqueza, y sin embargo las desigualdades van en aumento. Por último, la paradoja del sistema taylorista ha mostrado que ya no es posible este sistema de organización basado en un modelo piramidal donde la base de la organización no aporta más que fuerza productiva.
En el momento actual, para ser competitivo es necesario que todos los miembros de una empresa tengan un peso en la misma, y “el empresario que no adopte este sistema está condenado al fracaso”. “Difícilmente los esclavos –apuntó Zamagni- aportan nada a la organización”. “Si queremos aprovechar al máximo el conocimiento tácito de nuestros empleados, tenemos que saber establecer relaciones recíprocas con ellos, porque puedo obligar a una persona a llegar a las 8 de la mañana al trabajo, o a estar 8 horas en la oficina, pero no puedo obligarlo a que proporcione sus mejores ideas, su capital intelectual a la organización”. “La única forma de aprovechar el conocimiento tácito de las personas –afirmó el ponente- es a través de la reciprocidad”.
Desde estas tres paradojas, la cuestión es “cambiar los esquemas mentales de la gente hacia un nuevo modelo, y eso lleva trabajo y tiempo, pero acabará imponiéndose por necesidad”. Zamagni esquematizó este nuevo modelo en tres principios básicos. Los dos primeros principios son el del intercambio de equivalentes y la redistribución. En el principio del intercambio de equivalentes se basan las relaciones de mercado y es “un principio fundamental, porque sin él no es posible la eficiencia, y la eficiencia es un fin necesario en las sociedades capitalistas en las que vivimos”. Y el segundo, el de la redistribución de la riqueza, es el principio del que se ocupa el Estado, y también es fundamental para tener sociedades justas.
El principio de reciprocidad
Toda la Economía Política se ha basado en estos dos principios, pero “no son suficientes en la era de la información y el conocimiento”. Para Zamagni, “es necesario combinar estos dos principios con un tercero, que es el principio de la reciprocidad, en el que se basa la Economía Civil”. Los primeros dos principios están basados en una relación de deber y derecho, de derechos de propiedad y deberes de cumplimiento de lo negociado. La reciprocidad, sin embargo, se basa en una relación de don, de gratuidad entre las personas. A ayuda a B con la expectativa de que cuando necesite algo, B le devolverá la ayuda. Si B no es recíproco, se trunca la relación. Las relaciones de reciprocidad no se basan en la ley, no se puede obligar a ellas, “pero es la única manera de obtener el conocimiento de las personas, lo mejor de cada uno”.
En definitiva, concluyó Zamagni, el olvido de este tercer principio da respuesta a las paradojas planteadas, ¿Por qué no somos felices con tantos recursos? Porque la felicidad está ligada a la reciprocidad, y “algunos economistas, no inteligentes –apostilló Zamagni-, han confundido utilidad con felicidad, y la felicidad depende de la relación con los otros, no de la acumulación de cosas”. Del mismo modo, el problema de las empresas hoy no es un problema técnico, sino un problema relacional. No se transmite el conocimiento tácito de la gente por falta de reciprocidad en el grupo.
En ocasiones se traslada la mentalidad de intercambio de equivalentes propia del actual espacio laboral al espacio personal lo cual da lugar a fracasos en las relaciones familiares. Por eso, para Zamagni, la llave del cambio son en los empresarios: ellos pueden poner en práctica este modelo y demostrar que funciona, que es posible, que es el adecuado, y servir de ejemplo para los demás. El desafío que se nos plantea consiste en diseñar un modelo de organización en que quepan tanto empresa como persona.
“Islas de vida intelectual genuina”
A Llano y Zamagni se sumó Víctor Pérez Díaz, Catedrático de Sociología Política de la Universidad Complutense, que centró su intervención en la recuperación de la universidad por parte de la sociedad civil. Es lo que persiguen sin saberlo esas “islas de vida intelectual genuina”. Así llamó Pérez Díaz a esos espacios o grupos de trabajo que quizá no encuentran respaldo en su entorno más cercano, pero están empeñados en la búsqueda de la verdad. “Aunque sean tiempos difíciles, si las cosas están bien hechas tienen su irradiación”.

Tuesday, June 22, 2010

EUTANASIA: TRES CASOS POSIBLES

Tres casos: una chica de 17 años traumatizada tras romper con su
novio y que toma sobredosis de analgésicos, una mujer de 45 años afectada
de cáncer de páncreas y cuyo marido le inyecta una dosis letal de morfina,
y un hombre de 64 años que devastado por el hundimiento de sus acciones
bursátiles se ahorca.
La joven es encontrada a tiempo y se le traslada al hospital; por
suerte no sufre daño hepático. La mujer con cáncer deja detrás un marido
desconsolado que, junto con esa pena, tiene que vivir el resto de su vida
con la culpabilidad de que él fue, en el fondo, quien mató a su querida
esposa. El hombre de 64 años, afectado por la crisis de 1987, era mi padre.
El primero es un intento de suicidio; el segundo, un suicidio asistido,
y el tercero, un suicidio consumado. Se dice que por cada suicidio hay una
media de ocho personas que quedan permanentemente dañadas. Yo soy una
de esas ocho. Dos décadas más tarde he concluido que el suicidio es -no
siempre, pero a menudo- un acto de angustia y venganza, y en último
término, de egoísmo. Puede aplicarse o no al corazón roto de la joven. Con
respecto a ella nos alegramos de que la encontraran y de que la curaran.
Una joven no tiene derecho a morir.
Pero, ¿y la mujer con cáncer? La respuesta puede parecer fácil. Pero,
¿cuánta gente que repite "sí, por supuesto, ella tiene derecho a morir" ha
acompañado a un ser querido durante una enfermedad larga e intensa?
Poner en acción este abstracto derecho a morir es a menudo
responsabilidad no de la persona sufriente, que suele estar demasiado
drogada para tomar una decisión racional, sino de un familiar, alguien que
le quiere mucho. Y no es una responsabilidad que se tome a la ligera.
Primero, porque asistir a alguien al suicidio es ilegal. Y más importante
aún: es una decisión con la que hay que cargar siempre.
¿Y el hombre de 64 años deprimido por sus pérdidas? ¿Tiene un
derecho a morir? No lo creo. He pasado muchos años pensando cómo
podría haber prevenido la muerte de mi padre. ¿Forzándole a ver a un
médico los odiaba- para que le recetara antidepresivos? ¿Y si le remitía a
un psiquiatra y éste le recomendaba monitorización continua ante el riesgo
de suicidio? ¿Le podríamos haber salvado de sí mismo? No lo sé. Pero
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sospecho que si alguien hubiera estado en casa de mi padre en el momento
oportuno y se hubiera cogido la mano y le hubiera dicho que le quería y
necesitaba, quizá aún podría estar vivo. También sospecho que él habría
querido esto último. Que le hubiera gustado conocer a sus cinco nietos.
A diferencia de mi padre, cuando a mi madre le tocó sufrir
intensamente se comportó de modo muy distinto. Cuando se le ofreció una
dosis letal que podría haberle ahorrado una cirugía cerebral a sus 8o años,
cortésmente aceptó el veneno, pero decidió no tomarlo. Ante la elección de
ser o no ser, eligió ser.
La frase derecho a morir es muy fácil de decir. En muchas
circunstancias parece lo más racional, incluso moral. Pero cuando intento
explicar a mis amigos la situación del empobrecido pueblo mexicano donde
viví durante unos años, estoy convencida de que me encontraría con
expresiones de completo aturdimiento. Su lucha por la vida es tan intensa
que la noción de derecho a morir escapa a su comprensión. Esa expresión
inquieta sobre todo en los países ricos y bien educados. Naturalmente, se
puede argumentar: porque somos ricos y estamos sanos, porque vivimos
más y porque tenemos acceso a terapias que curan, estamos también
confrontados con el problema de elegir cuándo acabar con nuestras vidas.
Pero considero que esta elección no es más que otro lujo del Primer
Mundo. Algo que se plantea como un símbolo de autodeterminación y
libertad pero que acaba paradójicamente siendo otra fuente de sufrimiento
(Gabrielle Carey. The Age, 11-V-2010. Traducido y publicado por DM, 28-
V-2010).

DONACION OVULOS

Una negativa consecuencia del avance en las técnicas de
reproducción asistida es que puedan aplicarse para mejorar las
características físicas de los individuos producidos.
Esta política de mejora racial se basa entre otras cosas en la
utilización, dentro de la reproducción asistida, de los óvulos de mejor
calidad, lo que naturalmente ha dado paso a un mercado de óvulos, para
intentar conseguir las mejores.
En un interesante artículo publicado en Hansting Center Report
((Marzo-Abril, 2010), Aaron Levine se refiere al mercado de óvulos,
consecuencia lógica de este deseo de utilizar los de mayor calidad para
conseguir “el hijo perfecto”.
Dice Levine: los compradores de óvulos ofrecen más dinero a las
mujeres con mayor probabilidad de que sus hijos sean más inteligentes. En
este sentido, analiza más de cien anuncios publicados en 63 revistas
universitarias para reclutar donantes de óvulos. De esos anuncios, 21
especificaban una puntuación mínima requerida en el test SAT (Scholastic
Aptitude Test). La mitad ofrecían más de 5.000 dólares, y entre este grupo,
el 27 por ciento especificaba una apariencia determinada. Cuanto más
dinero, más selectivo era el cliente: por encima de 10,000 dólares, la
mayoría de los anuncios contenían requisitos de apariencia o de origen
étnico.
"Manteniendo todo lo demás constante, un aumento de cien puntos
de SAT en el baremo de un estudiante aumenta la compensación ofrecida a
los donantes de ovocitos una media de 2.350 dólares", informa Levine.
Cuando el anuncio era colocado para una pareja específica, la prima subía:
3.130 dólares por cada 100 puntos de SAT. Y cuando una agencia
recaudadora de óvulos ponía el anuncio en nombre de la pareja, el bono por
100 puntos subía a 5.780 dólares. Es la lógica del mercado. En el
supermercado se paga más por los huevos de pollo más grandes. En las
universidades, usted paga más por los óvulos de las mejores alumnas. Las
guías de la industria de la fecundación dicen que la "compensación no debe
variar" en función de la "calidad de los óvulos". Pero nunca se aceptaría tal
regla en la compra de huevos de gallina. ¿Por qué la gente lo acepta
cuando lo que hay en juego es mucho mayor?
Levine sugiere un límite en la compensación de las donantes de
óvulos: de 8.000 ó 10.000 dólares. Pero es fácil complementar el pago
oficial, ya que las personas que buscan órganos o niños adoptables han
aprendido. No es fácil impedir que los ricos compren atención médica de
alta gama. Ni tampoco que compren óvulos con pedigrí. Por ahora, la
mayoría de las parejas desean tener su propia descendencia. Y el estado de
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la ciencia limita los anhelos eugenésicos: se pueden filtrar rasgos
cerebrales o estéticos, pero la genética sigue siendo una lotería (William
Saletan. Salate, 29-III,2010. Traducido y publicado por DM, 8-IV-2010).

Wednesday, June 16, 2010

CELULAS MADRE Y CELULAS IPS

Durantes los últimos años se ha suscitado una viva polémica entre los
investigadores expertos en el área de las células madre sobre si las células
madre embrionarias son biológicamente iguales a las células iPS, que como
se sabe son obtenidas por reprogramación de células adultas, generalmente
de fibroblastos de piel. En este sentido, es conocido que las células iPS se
dividen más lentamente y son menos robustas que las células madre
embrionarias.
En relación con ello, el pasado mes de marzo, Su-Chung Zhang y
colaboradores, de la Universidad de Winsconsin, en Madison, compararon
la posibilidad de ambos grupos de células para derivarse a células
neuronales humanas, comprobando que las células iPS lo hacían con menor
eficiencia que las células madre embrionarias (B-Y. Hu et al. ProcNatl Acad
ScUSA 107, 4335-4340; 2010). Así mismo, Chin y colaboradores
encontraron objetivas diferencias en la expresión génica de ambos tipos
celulares (M.H. Chin et al. Cell Stem Cell 5, 111-123; 2009). Sin embargo,
dado que las células madre embrionarias e iPS casi siempre se obtenían de
tejidos diferentes, esto dificultaba mucho la comparación biológica de
ambos tipos celulares.
Ahora, y según se comenta en un artículo de Nature, publicado el
pasado mes de abril, (464; 663, 2010), parece que ha podido ser descubierta
alguna de las razones sobre las diferencias genéticas encontradas entre las
células madre embrionarias y las células iPS, cuando esto es valorado en
ratones. Si estos hallazgos se confirmaran en humanos podrían contribuir a
ayudar a los clínicos para seleccionar las células iPS más adecuadas para la
finalidad terapéutica que deseen alcanzar.
En efecto, Konrad Hochedlinger y su equipo, del “Massachussetts
General Hospital”, presentaron una comunicación en una reunión de la
Academia de Ciencias de Nueva York, que se celebró el pasado 23 de
marzo, en la que manifiestan que han conseguido derivar células iPS y
células madre embrionarias con idéntico DNA. Sin embargo, como ya viene
ocurriendo en otros casos, las células iPS obtenidas eran menos eficientes
que las embrionarias para incorporarse en embriones de ratón y producir
animales quiméricos.
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Para demostrar lo por ellos comunicado, realizan una imaginativa
experiencia incorporando ambos tipos de células, madre embrionarias e iPS,
a embriones de ratones de diferente color. Cuando los ratones se
desarrollaban, el color de su pelaje revelaba la cantidad de células madre
que habían contribuido a formar este tejido.
Por otro lado, cuando comparan la expresión del genoma entre los
dos tipos de células encuentran un pequeño aumento del tamaño del DNA
en la rama larga del cromosoma 12, lo que conlleva una diferente actividad
génica. En esta región del ADN, dos genes y un conjunto de micro RNAs,
fueron consistentemente activados en las células madre embrionarias y sin
embargo silenciados en las células iPS, con independencia de que las
células iPS fueran obtenidas de piel, cerebro, sangre u otros tejidos. Aunque
la función de estos genes es desconocida esta región está usualmente
silenciada en las células espermáticas de los ratones y activada en otro tipo
de células, por lo que la reprogramación podría remedar este proceso de
silenciación.
Este hecho podría dar luz a la identificación de las diferencias que
pueden existir entre las células madre embrionarias y las iPS, ya que éstas
últimas podrían ser portadoras de secuencias silenciadas que las hacen
menos efectivas que las células madre embrionarias.
Sin embargo, esto, que experimentalmente es muy interesante, podría
no tener mucha importancia en relación con la posibilidad de derivar tejidos
de las células iPS, pues como Matthias Stadtfeld, uno de los autores del
trabajo manifiesta, esta diferencia podría no influir en la obtención de
tejidos en los cuales los genes afectados no juegan un determinado papel.
En conclusión, y según Elie Dolgin, autor de la nota de Nature que
estamos comentando, los hallazgos encontrados en ratones no siempre se
pueden aplicar a humanos, aunque podrían contribuir a identificar qué
células iPS no deben ser utilizadas y cuales pueden ser las mejores para
producir los tejidos que se desean; por ello, el equipo de Hochedlinger, ha
comenzado a realizarse estas experiencias con células madre e iPS
humanas, para comprobar si encuentran similares alteraciones a las
encontradas en ratones.

BIOETICA Y LEYES: CASO FRANCES

Algunos países de Europa, y Francia en particular, están tratando de
resistir la ideología ultraliberal del mercado de la reproducción. Es una
lástima que otros países mantengan una conspiración de silencio sobre este
tema". Son palabras del filósofo francés Sylvane Agacinski. Coincide con
Philippe Gosselin, del partido UMP (Unión pour un Mouvement Populaire):
"No podemos ser reducidos a cosas; el cuerpo humano no es objeto de
comercio". Francia, dice, tiene que defender valores que no sean el
utilitarismo que domina el debate de la biotecnología en el Reino Unido.
La visión de Gosselin es importante porque junto con su compañero
de partido Jean Leonetti está a cargo del proyecto de revisión de la
legislación bioética de Francia. A pesar de la reputación centralista de
Francia, el debate incluye el renacimiento de una tradición más radical: una
serie de reuniones populares llamadas "estados generales de la bioética",
parecidos a los Estados Generales que inauguró la Revolución Francesa. A
diferencia de las consultas específicas en el Reino Unido, abarcan temas
que van desde la investigación con embriones y el diagnóstico genético
preimplantacional a la donación de órganos, las pruebas genéticas
predictivas y la maternidad de alquiler, así como preguntas filosóficas sobre
la naturaleza de la persona.
En la tradición francesa de la democracia directa, los Estados
Generales permitieron a los ciudadanos de a pie cuestionar y desafiar las
conclusiones de los expertos. Hubo un sano nivel de desacuerdo con la
política oficial, y también el compromiso popular de no comercialización,
de solidaridad social y de protección de los vulnerables.
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Considerando la promoción por parte de la Asociación Médica
Británica de la política francesa de presunción de consentimiento para la
donación de órganos, es interesante ver el rechazo del sistema opt-out de
Estrasburgo por contradecir la solidaridad: para que la donación sea genuina
tiene que ser voluntaria (podrían haber añadido que los franceses aún tienen
el doble de personas en lista de espera de trasplante que los británicos).
Sin embargo, a pesar de su preocupación por que el mercado estaba
invadiendo áreas tales como las pruebas genéticas predictivas, aceptado en
el Reino Unido, los paneles de ningún modo fueron anticientíficos. Se
podría esperar que Francia, un país con fuerte tradición anticlerical, tuviera
un debate aún más polarizado, pero no ha sido así.
Ciertamente, hay presión para liberalizar lo que algunos consideran
como uno de los sistemas más restrictivos de Europa, especialmente en el
turismo reproductivo. En Francia bastantes parejas viajan a través de los
Pirineos o del Canal para aprovechar los sistemas que no requieren la
prueba de un "proyecto parental", lo que significa que tienen que ser
heterosexuales, casadas o que lleven cohabitando al menos durante dos
años.
Leonetti ha insistido en que Francia no cederá a lo que él llama
dumping ético. "Si la ley está determinada por lo que hace todo el mundo,
¿cuál es el sentido de la ley? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a
manipular la bioética para responder a cada uno de nuestros caprichos? Es
curioso que se aplique el principio de precaución para el medio ambiente y
no para los seres humanos". A juzgar por sus comentarios, y el informe
parlamentario preliminar emitido en enero, parece probable que los
franceses seguirán regulando la biomedicina de modo bastante estricto, por
ejemplo prohibiendo los servicios privados de análisis genéticos.
Del mismo modo, la senadora Marie-Thérèse Hermange ha
propuesto ampliar la recogida de sangre de cordón, pero no para uso
privado, sino más bien según los principios de no comercialización y de
libre disponibilidad (Donna Dickenson. Bionews, 29-III-2010. Traducido
por DM, 7-IV-2010).

Tuesday, June 15, 2010

TERMINOLOGIA EN BIOETICA

I. Introducción

Al abordar el tema ‘Bioética y Ley Natural’, nos parece conveniente destacar –en primer lugar– que para participar con fruto en los debates contemporáneos acerca de los diversos temas de la Bioética es imprescindible encontrar unos “principios universales que permitan verificar un denominador común para toda la humanidad” (2). En las -así llamadas- ‘sociedades pluralistas’, las respuestas a los problemas éticos planteados por la aplicación de los avances tecnológicos en el ámbito de la biomedicina deberían poder basarse en principios que puedan ser “reconocido[s] como instancia[s] de verdadero juicio ético racional para perseguir el bien y evitar el mal” (3) por personas de diversas culturas y religiones.

La referencia a la Ley Natural nos permite encontrar precisamente este denominador común, ya que establece una pauta de evaluación moral basada en la referencia a una concepción normativa de la vida práctica, por referencia al pleno desarrollo de las capacidades específicas de la persona humana. Y como la persona humana se caracteriza específicamente por la racionalidad, su fin propio consistirá en el pleno despliegue de las facultades racionales (entendidas en un sentido amplio, que también incluye la emocionalidad). Por tanto, de acuerdo con la concepción normativa de la Ley Natural, las acciones serán buenas o malas en la medida en que contribuyan o no a la ‘vida buena’ o felicidad, definida como el logro de los fines propios de la ‘naturaleza humana’. Sin embargo, es precisamente en este punto donde surgen las dificultades actuales en la interpretación de la Ley Natural.

En la filosofía clásica, el concepto de ‘naturaleza’ se entiende simultáneamente como esencia y como principio de operaciones. Por tanto, la noción de ‘naturaleza’ no tiene un carácter meramente descriptivo (de la esencia), sino también normativo (de las operaciones propias de esa esencia). En este sentido, se dice que está de acuerdo con la ‘naturaleza racional’ de la persona humana no solamente aquello que es producido por un ser dotado de facultades racionales, sino aquello que, producido por un ser dotado de facultades racionales, es susceptible de justificación racional.

En la actualidad, existe un debate filosófico acerca de las diversas re-interpretaciones de la Ley Natural que han surgido en respuesta a la objeción conocida como ‘falacia naturalista’. La ‘falacia naturalista’ es un argumento que se remonta al siglo XVIII, con David Hume, y que fue reformulado a comienzos del siglo XX por el filósofo inglés G. E. Moore (4). Aplicada a la Ley Natural, esta objeción dice que de la mera constatación de cómo es la naturaleza humana, no se siguen proposiciones normativas para la acción humana. Esto es así por una razón de lógica elemental: no puede haber nada en la conclusión que no esté contenido en las premisas. De este modo, sería una falacia derivar proposiciones normativas de premisas descriptivas. En otras palabras, mientras la descripción de la estructura de la naturaleza humana es una constatación de hecho, las prescripciones éticas no son constataciones, sino proposiciones normativas, que no pueden ser derivadas de meras constataciones.

Nos parece que existen fundamentalmente dos maneras de responder a este tipo de objeción hecha a la concepción normativa de la Ley Natural:

a) Un tipo de re-formulación del argumento clásico de la Ley Natural ha sido propuesto por autores como Germain Grisez, John Finnis y Alfonso Gómez-Lobo (5). Estos filósofos parten reconociendo que la interpretación clásica de la Ley Natural cae bajo la objeción de la falacia naturalista, porque constata cuál es la naturaleza humana y de ahí deriva conclusiones prescriptivas y esto no se puede hacer. Por tanto, en lugar de partir de la naturaleza humana para derivar de ella la noción de felicidad y los bienes morales, estos autores proponen partir directamente del primer principio de la razón práctica (bonum est faciendum et prosecuendun, malum vitandum), que es un principio per se nota ad omnibus (6). Para dar contenido a este principio proponen una lista de bienes humanos básicos, sobre los que existiría un cierto acuerdo (como la vida, la libertad, el conocimiento, la amistad, el juego, etc.). Según estos autores, el fundamento de los juicios morales es su referencia a estos bienes humanos básicos (y no a la noción de ‘naturaleza’, que sería un concepto abstracto y meramente descriptivo). De este modo, un acto que atenta contra uno de los bienes humanos básicos, estaría mal y habría que prohibirlo, mientras que un acto que promueva estos bienes estaría bien y habría que favorecerlo. Este sería el criterio de evaluación moral y de prescripción. La re-interpretación de la Ley Natural que proponen estos autores es –sin duda- interesante y ha tenido mucho éxito en el mundo anglosajón.

b) La otra alternativa para responder a la objeción de la falacia naturalista, es la que proponen autores como Alasdair McIntyre (7), Martin Rhonheimer (8) y Alejandro Vigo. Estos filósofos procuran mostrar que la noción de naturaleza en el modelo clásico de la Ley Natural no es meramente descriptiva, sino que es en sí misma normativa, porque es teleológica. Esta contra-objeción se apoya en nociones de la lógica de Prior, que han sido tomadas en el ámbito de la filosofía práctica por Alasdair McIntyre. Prior dice que, en general, es verdad que de una descripción no se sigue una prescripción, pero que esto no es así en lo que llama los ‘contextos funcionales’ (9). En los contextos funcionales, de la mera descripción sí se siguen evaluaciones, porque la descripción es teleológica. Por ejemplo, al estudiar la fisiología del pulmón, no sólo comprendemos cómo funciona el pulmón, sino -al mismo tiempo- cómo debe funcionar. En otras palabras, en los contextos funcionales, no se puede describir el objeto sin hacer referencia al fin para el cual está constituido y –por tanto– al modo en que debe operar. En estos contextos, la descripción y la prescripción convergen. Por tanto, al hablar de ‘naturaleza humana’, estamos haciendo referencia a la estructura ontológica de la persona humana, dotada de una dignidad esencial o intrínseca. En tanto fin en sí misma, la persona humana no es instrumentalizable, ya que si se la instrumentaliza, se la reduce a la categoría de cosa y no se hace justicia a su naturaleza de persona. Así, las acciones serán buenas o malas en la medida respeten la persona y su dignidad, tratando a la persona siempre como fin en sí misma y nunca como mero medio para otros fines.

En nuestra opinión, la línea de argumentación de Grisez, Finnis y Gómez Lobo y la línea de McIntyre, Rohnheimer y Vigo son complementarias. Son ciertamente dos tipos de argumentación muy diferentes, pero ambas tienen que ver con cómo se entiende la noción de ‘naturaleza’. Si de antemano se entiende la noción de naturaleza como meramente descriptiva –es decir, como meramente fáctica– entonces, obviamente, el argumento de la Ley Natural caería bajo la objeción de la falacia naturalista. Si, en cambio, la noción de naturaleza no es definida en términos puramente fácticos, sino que apunta a contextos funcionales, teleológicos, entonces la argumentación no comete la falacia naturalista y es válida como criterio de un juicio ético racional.

Sin embargo, aún reconociendo la importancia de tener una adecuada interpretación de la Ley Natural, que evite cualquier formulación naturalista y –por tanto– falaz, nuestro grupo optó por no centrar su trabajo en las diversas re-interpretaciones actuales de la Ley Natural, sino en el modo en que una adecuada interpretación de la concepción normativa clásica es capaz de informar un diálogo eficaz en el debate bioético contemporáneo. Por tanto, en el escaso tiempo del que disponíamos, nuestro trabajo se focalizó en el análisis de los temas concretos planteados en el Instrumentum Laboris (IL) (10).

II. Clarificación de conceptos y glosario

Antes de realizar un análisis ético de los temas de la bioética planteados en el IL, nos pareció imprescindible clarificar los términos. Consideramos que una causa importante de las dificultades encontradas para entablar un diálogo fructífero en la bioética contemporánea es la ambigüedad conceptual prevalente en muchos ambientes. Por tanto, nuestro primer esfuerzo se dirigió a elaborar un glosario. Debido a las limitaciones de tiempo, sólo alcanzamos a trabajar en el primero de los temas propuestos en el IL, relacionado con el ámbito de la genética en el contexto de la vida embrionaria: diagnóstico pre-implantatorio, diagnóstico prenatal, experimentación con embriones.

Diagnóstico pre-implantatorio:
Análisis genético de blastómeros obtenidos de embriones -producidos por FIV- en el estado de mórula temprana, con el fin de identificar la presencia de diversas patologías.

Diagnóstico pre-natal:
Análisis genético de células y/o tejidos embrionarios obtenidos mediante diversas técnicas durante el transcurso de una gestación -como p. ej. amniocentesis, biopsia de vellosidades coriónicas, etc.- con el fin de verificar la existencia de diversas patologías.

Prevención:
Intervención tendente a disminuir el riesgo de desarrollar una enfermedad, a interferir en la progresión habitual de una patología y/o a impedir el daño que podrían causar diversas noxas o agentes patógenos.

Terapia:
Contribución a superar la enfermedad y/o a tratar el dolor, mediante las intervenciones y técnicas propias de la medicina, ayudando a que la persona enferma puede actualizar las potencias propias de su naturaleza.
Intervención dirigida a disminuir o superar las limitaciones en el funcionamiento y/o desarrollo normal de un organismo causadas por la enfermedad.

Terapia Génica Somática:
Modificación de uno o más genes alterados en las células de tejidos somáticos, con el fin de superar un defecto genético existente. La introducción de los genes normales puede ser lograda a través de diversos métodos, siendo la técnica más usada la de los vectores virales.

Terapia Génica Germinal:
Modificación de uno o más genes alterados en las células de la línea germinal, con el fin de superar un defecto genético existente en los progenitores. La introducción de los genes normales puede ser lograda a través de diversos métodos, siendo la técnica más usada la de los vectores virales.

Enhancement:
Mejoramiento de la especie humana en sus aspectos biológico, psicológico, intelectual y/o en su comportamiento o rendimiento. Esto puede lograrse mediante técnicas no-genéticas (como p. ej. la administración de hormona de crecimiento, sustancias anabólicas, psico-estimulantes, etc.) o por técnicas genéticas. En el contexto del transhumanismo, la finalidad perseguida es mejorar la especie humana, superando sus naturales limitaciones y –por tanto- cambiando su identidad.

Células troncales:
Células indiferenciadas, que tienen la potencialidad de transformarse en algunos (multi), muchos (pluri) o todos (toti) los diferentes tipos de células que conforman un organismo adulto. Cultivadas in vitro, tienen la capacidad de multiplicarse indefinidamente, manteniendo su carácter indiferenciado. Sometidas a estímulos bioquímicos específicos, son capaces de diferenciarse a diversos tipos celulares.

Células troncales adultas:
Células indiferenciadas existentes en diversos tejidos de un organismo adulto, como p. ej., médula ósea, tracto gastrointestinal, hígado, tejido celular subcutáneo, sangre de cordón umbilical, etc. Cultivadas in vitro, tienen la capacidad de multiplicarse indefinidamente, manteniendo su carácter indiferenciado. Sometidas a estímulos bioquímicos específicos, son capaces de diferenciarse a diversos tipos celulares.

Células troncales embrionarias:
Células pluripotenciales existentes en el embrión y tejidos embrionarios. Cultivadas in vitro, tienen la capacidad de multiplicarse indefinidamente, manteniendo su carácter indiferenciado. Sometidas a estímulos bioquímicos específicos, son capaces de diferenciarse a diversos tipos celulares. Para su cultivo in vitro, se extraen desde el macizo celular interno del blastocisto (i.e. el embrión durante su 5°-7° día del desarrollo embrionario).

III. Análisis ético a la luz de la ley natural

Una reflexión ética, tendente a orientar el uso adecuado de la biotecnología en los diversos ámbitos arriba mencionados, debe fundarse en el descubrimiento de una realidad anterior a nosotros, es decir, debe plantearse en el contexto global de una reflexión metafísica y antropológica. En un mundo dominado por el deseo de éxito y la competencia, en el que el motor de desarrollo es el bienestar, el aporte específico del cristianismo es que el verdadero motor de un desarrollo humano integral es el amor.

A la luz de la concepción normativa de la Ley Natural, podemos decir –en términos generales– que el uso adecuado de la tecnología en el ámbito de la genética en el contexto de la vida embrionaria (p. ej. diagnóstico pre-implantatorio, diagnóstico prenatal, experimentación con embriones) es aquel que respeta y promueve el desarrollo pleno e integral de cada persona humana, en cuanto fin en sí misma, y que no instrumentaliza la vida humana como un mero medio para lograr otros fines ajenos a ella. Por tanto, las intervenciones biomédicas podrán encontrar una justificación ética cuando se dirijan a prevenir, disminuir o superar las limitaciones en el funcionamiento y/o desarrollo normal de un organismo causadas por la enfermedad. Ante la mentalidad eugenésica, ampliamente difundida hoy, es importante recordar que la vulnerabilidad y limitación pertenecen a la naturaleza humana y nunca podrán ser completamente eliminadas por los avances de la biotecnología.

Diagnóstico pre-implantatorio:
El análisis genético de blastómeros de embriones con el fin de identificar la presencia de patologías, se da siempre en el contexto de embriones producidos in vitro. Por tanto, a las consideraciones éticas relacionadas con estas técnicas de fertilización técnicamente asistida, se agrega la valoración ética negativa que merece un acto que conlleva el riesgo importante de provocar la muerte del embrión, como es la extracción de blastómeros del embrión en estado de mórula. Desde la perspectiva de la Ley Natural se comprende que la vida es el más básico de los bienes humanos. Por tanto, el eventual beneficio que podría suponer diagnosticar una anomalía genética tempranamente no justifica el riesgo de causar la muerte del embrión.

Por otro lado, en el contexto del diagnóstico pre-implantacional, la detección de una enfermedad genética habitualmente no conduce a intervenciones terapéuticas, sino a la eliminación del embrión (práctica conocida como ‘selección embrionaria’). De este modo, el embrión no es respetado como un fin en sí mismo, ya que su sobre-vida se condiciona a su estado de salud.

Diagnóstico pre-natal:
La obtención de células y/o tejidos embrionarios durante el transcurso de una gestación -mediante diversas técnicas, como p. ej. amniocentesis, biopsia de vellosidades coriónicas, etc.- no está exenta de riesgos importantes, que pueden ir desde una infección, hasta la ruptura de membranas, el desencadenamiento de parto prematuro o el aborto. Por otro lado, no es infrecuente que el diagnóstico pre-natal de una enfermedad genética en el embrión o feto conduzca a su eliminación.

A la luz de la Ley Natural, los procedimientos de diagnóstico pre-natal podrían ser éticamente legítimos sólo si se plantean en un contexto terapéutico (no eugenésico) y con riesgos controlados (es decir, una relación riesgo/beneficio aceptable). De este modo, si en un caso particular el diagnóstico pre-natal permitiese implementar una acción terapéutica oportuna y eficaz y si los riesgos asociados al procedimiento diagnóstico no superasen los eventuales beneficios de tratar precozmente la patología detectada, entonces esa intervención diagnóstica precoz podría ser éticamente legítima.

Terapia Génica Somática:
La modificación de genes alterados en las células de tejidos somáticos –que se logra habitualmente mediante vectores virales- no ha mostrado ser efectiva como terapia. Desde la perspectiva de la Ley Natural, la terapia génica somática -en cuanto tal- no comportaría mayores problemas éticos, excepto el balance riesgo/beneficio, que ha mostrado ser desproporcionado, pues -en la práctica- no se han logrado los beneficios terapéuticos esperados, mientras que la introducción de vectores virales no está exenta de riesgos, que pueden incluir hasta la muerte.

Terapia Génica Germinal:
La modificación de genes alterados en las células de la línea germinal (ej. oocitos, espermatozoides) se da siempre en el contexto de técnicas de fertilización in vitro. Por tanto, a las consideraciones éticas relacionadas con estas técnicas de fertilización técnicamente asistida, se debe agregar una cuidadosa valoración ética de la realización de intervenciones genéticas con consecuencias imposibles de prever. De hecho, los actuales conocimientos en los ámbitos de la genética y la embriología no permiten garantizar que la modificación de uno o más genes en las células de la línea germinal sea compatible con un desarrollo embrionario normal. Las delicadas y complejas interacciones genéticas y moleculares responsables del desarrollo embrionario normal podrían verse alteradas por la modificación genética, causando efectos que podrían ir mucho más allá de la corrección del defecto genético puntual. Por tanto, una concepción normativa basada en la Ley Natural proscribiría la realización de procedimientos terapéuticos que –eventualmente– podrían modificar la naturaleza humana desde las etapas más tempranas de su desarrollo.

Por otro lado, la obligación de respetar la vida y la dignidad de cada ser humano, no permitiría realizar experimentación con embriones con el fin de generar los conocimientos genéticos y embriológicos necesarios para garantizar -a futuro- la seguridad de las técnicas de terapia génica germinal, pues en ese caso se estarían instrumentalizando embriones humanos con fines ajenos a su propio beneficio terapéutico.

Enhancement:
En la valoración ética de intervenciones que buscan mejorar ciertos aspectos en los seres humanos, nos parece importante distinguir entre el mejoramiento que se da en un contexto terapéutico y los potenciamientos no-terapéuticos (11).

Desde la perspectiva de la Ley Natural, se comprende que el mejoramiento de aspectos biológicos, psicológicos, intelectuales, de comportamiento y/o del rendimiento de los seres humanos podría ser moralmente aceptable si las intervenciones se dan en un contexto exclusivamente terapéutico, es decir, si contribuyen a superar la enfermedad y/o a tratar el dolor, ayudando a que la persona enferma puede actualizar las potencias propias de su naturaleza. De este modo, se podría decir que aquellas intervenciones dirigidas a mejorar el funcionamiento y/o desarrollo normal de un organismo, podrían ser éticamente legítimas si contribuyen a prevenir, disminuir o superar las limitaciones causadas por la enfermedad, respetando la dignidad y la identidad propias de la persona.

Esto puede lograrse mediante técnicas no-genéticas (como p. ej. la administración de hormona de crecimiento, sustancias anabólicas, psico-estimulantes, etc.) o por técnicas genéticas.

Sin embargo, si la finalidad perseguida fuese mejorar la especie humana, en cuanto tal, superando sus naturales limitaciones y alterando su identidad en algún aspecto esencial –como propone actualmente p. ej. la corriente transhumanista– entonces no se estaría respetando la dignidad, ni la identidad propias de la persona humana, por lo que la realización de esas intervenciones no tendría una justificación ética.

Células troncales adultas:
La investigación con células troncales es un área de gran interés científico en la actualidad, por su potencial contribución al desarrollo de la llamada ‘medicina regenerativa’, que se en la ‘terapia celular’ (12).

Dado que, cultivadas in vitro, las células troncales tienen gran capacidad de multiplicarse, manteniendo su carácter indiferenciado, por un lado, y que, mediante estímulos bioquímicos y moleculares específicos, es posible inducir su diferenciación a tipos celulares específicos, la investigación con estas células explora la posibilidad de ofrecer alternativas terapéuticas eficaces para tratar diversas enfermedades que hoy no cuentan con una terapia curativa (p. ej., lesiones de la médula espinal, enfermedades neurodegenerativas -como Alzheimer y Parkinson-, enfermedades metabólicas -como Diabetes Mellitus o cardiopatía coronaria, etc.)

Analizada a la luz de la Ley Natural y en el contexto de su potencial contribución al desarrollo de la ‘terapia celular’, la investigación con células troncales adultas -es decir, células indiferenciadas extraídas de diversos tejidos de un organismo adulto (p. ej. médula ósea, tracto gastrointestinal, hígado, tejido celular subcutáneo, sangre de cordón umbilical, etc.)- no parece plantear mayores problemas éticos. Para su valoración moral se aplicarían los mismos principios éticos que en la investigación biomédica en general, como p. ej. la necesidad de un proceso de consentimiento informado válido; una relación riesgo/beneficio adecuada; la existencia de ‘equipoise clínica’, etc. Más aún, dado que los estudios clínicos que se están realizando con células troncales adultas en la actualidad han mostrado resultados favorables (13), podemos decir que se trata de un área de investigación que se debería fomentar y apoyar.

Sin embargo, cabe hacer especial mención aquí de un tipo particular de investigación con células troncales adultas que -al comienzo- pareció ser muy promisorio, pero que -últimamente– está planteando inquietudes éticas importantes. Se trata de la reprogramación de células adultas o ‘induced pluripotent stem cells’ (células IPS). Partiendo de células somáticas o adultas, mediante estímulos bioquímicos específicos, se induce su des-diferenciación completa, hasta un estado de no-diferenciación similar al que se encuentra en las células embrionarias. El problema ético que se ha planteado actualmente con este tipo de investigación es que algunos estudios han mostrado que a partir de algunas IPS se podría generar un nuevo organismo. Es decir, en algunos casos la re-programación podría dar origen a células totipotenciales, como lo es el cigoto durante los primeros días del desarrollo embrionario (14). Si esto es así –o ante la duda razonable de que así sea– la valoración ética que tendríamos que hacer a este tipo de investigación, desde la perspectiva de la Ley Natural, es equiparable a la valoración moral de la investigación con embriones humanos (ver abajo). (15)

Células troncales embrionarias:
Otra área de la investigación con células troncales es la que se lleva a cabo con células pluripotenciales existentes en el embrión y los tejidos embrionarios. Cultivadas in vitro, estas células tienen una enorme capacidad de multiplicarse indefinidamente, manteniendo su carácter indiferenciado. Sometidas a estímulos bioquímicos específicos, son capaces de diferenciarse a una gran gama de tipos celulares diversos. Por ello, algunos científicos sostienen que la investigación con células troncales embrionarias es necesaria para un rápido y adecuado desarrollo de la medicina regenerativa y para aumentar nuestros conocimiento en el ámbito de la embriología humana.

Sin embargo, para su cultivo in vitro y el consiguiente desarrollo de la investigación, las células troncales embrionarias se extraen desde el macizo celular interno del blastocisto (i.e. el embrión humano durante su 5°-7° día de desarrollo embrionario). Para ello se utilizan, habitualmente, embriones congelados que no han sido implantados durante los procedimientos de fertilización asistida (“embriones sobrantes” o supernumerarios). Otra alternativa es la producción de embriones con fines de investigación. En cualquier caso, la extracción de las células troncales supone la destrucción del embrión.

Por tanto, la valoración ética de este tipo de investigación ha de referirse tanto a la utilización y destrucción de embriones humanos con fines de investigación, como a la producción intencional de embriones con este fin. A ello se agregan las consideraciones éticas relacionadas con las técnicas de fertilización técnicamente asistida. Así, desde la perspectiva de la Ley Natural, la producción y/o la destrucción de embriones con fines de investigación nunca puede tener una justificación ética, ya que viola el más básico de los bienes humanos: la vida. Por otro lado, la producción y/o utilización de embriones humanos con el fin de generar conocimientos terapéuticos y/o embriológicos supone la instrumentalización de vidas humanas con fines ajenos a su propio beneficio. Teniendo en cuenta que la embriología moderna sostiene que la vida y el desarrollo de un organismo vivo comienzan con la fecundación, podemos afirmar que el embrión humano es un organismo vivo, que merece el mismo respeto que merecemos todos los seres humanos.

Por otro lado, en contraste con la investigación en células troncales adultas o somáticas, podemos agregar que no hay ensayos clínicos con células troncales embrionarias que estén siendo realizados en seres humanos (16). Esto se debe, entre otras cosas, a que existen diversos problemas y/o riesgos que no han podido ser solucionados y que proscriben la realización de ensayos clínicos con células troncales embrionarias en seres humanos, como p. ej., la producción de tumores (teratomas).

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1) Grupo de Trabajo de Lengua Española I:
Presidente: Prof. Mónica López-Barahona; Secretaria: Prof. Paulina Taboada.
Integrantes: R.P. Alberto Bochatey, Mons. Fernando Chomali, Prof. Dalton de Paula, R.P. José Juan García, Prof. Rodrigo Guerra, R.P. Ramón Lucas, R.P. Miguel Manzanera, Prof. Gustavo Ordoqui, Prof. Elena Postigo, R.P. Luis Riffo, R.P. Juan Claudio Sanahuja, Prof. José Miguel Serrano, Prof. Martha Tarasco, Prof. Humberto Tejada, Prof. Patricio Ventura-Juncá.

2) Benedicto XVI: Discurso a los participantes en la Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida, 13 de febrero de 2010. Cf. www.vatican.va.

3) Benedicto XVI: Discurso a los participantes en la Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida, 13 de febrero de 2010. Cf. www.vatican.va.

4) Moore, G.E. Principia Ethica. New York, Cambridge University Press, 1959, pp. 39-40: “I shall deal with theories which owe their prevalence to the supposition that good can be defined by reference to a natural object [...] and I give it but one name, the naturalistic fallacy. [...] This method consists in substituting for ‘good’ some one property of a natural object or of a collection of natural objects; and in thus replacing Ethics by some one of the natural sciences.”

5) Estos dos últimos son Miembros de la Pontificia Academia para la Vida.

6) Cf. Santo Tomás de Aquino, Summa Teologiae, I-II, q. 94 a. 2.

7) Macintyre, A: After Virtue. Notre Dame, University of Notre Dame Press (3rd ed.), 2007. Macintyre, A: Tres versiones rivales de la ética. Ediciones Rialp, Madrid, 1992.

8) Rhonheimer, M: Ley natural y razón práctica. Una visión tomista de la autonomía moral (2ª ed.), EUNSA Ediciones Universidad de Navarra S.A., Pamplona, 2006.

9) Prior, A.N: Historia de la lógica. Tecnos, 1976.


10) Cf. Pontificia Academia para la Vida, Instrumentum Laboris: Ley moral natural y bioética, XVI Asamblea General de Miembros, 11-13 Febrero 2010.

11) Kass, L: Beyond Therapy, USA Presidential Bioethics Council, 2003.

12) Cf. Polak, J: ‘Regenerative Medicine’. 3rd IACB International Colloquium, Twickenham, U.K., July 3, 2007. www.iacbweb.org/colloquia/london/papers.html

13) Cf. www.clinicaltrials.gov

14) I. Klimanskaya, Y. Chung, S. Becker, S.J. Lu, R. Lanza, “Human Embryonic Stem Cell Lines Derived from Single Blastomeres”, Nature 444/7118 (November 23, 2006), 481-5.

15) David A. Jones et al., “A Theologians’ Brief: On the Place of the Human Embryo within the Christian Tradition and the Theological Principles for Evaluating Its Moral Status”, Ethics and Medicine 17/3 (Fall 2001): 143-53.

16) Cf. www.clinicaltrials.gov