Monday, May 24, 2010

EUTANASIA: CONSIDERACIONES

El proyecto de ley canadiense para legalizar la eutanasia y el suicidio
asistido ha vuelto al Parlamento. Durante milenios, la eutanasia (en la que
incluyo el suicidio asistido) ha sido considerada moral y legalmente
injustificable. Las personas que se oponen a ella creen que ni los motivos
compasivos la hacen éticamente aceptable. Pero ¿cuáles son las
justificaciones de los defensores de la eutanasia?
Las personas que la aceptarían por lo general limitan su acceso a
enfermos terminales y como último recurso ante un dolor insoportable.
Estas limitaciones muestran que tales personas creen que cada caso
necesita una justificación moral para ser aceptable. La práctica refleja que
los moribundos solicitan la eutanasia con más frecuencia por el miedo al
aislamiento social y a ser una carga para los demás que por el dolor. Por lo
tanto, ¿es una justificación suficiente evitar la soledad o ser una carga para
los demás?
Algunos han ido más allá, argumentando que el respeto a la libre
determinación implica que los adultos competentes tengan el derecho a
morir cuando quieran, y el Estado no tendría derecho a impedirlo. Por
ejemplo, aducen que a una pareja de ancianos en la que el marido está
gravemente enfermo y la mujer sana se les debe permitir llevar a cabo un
pacto de suicidio. Como dijo Ruth von Fuchs, directora de la Sociedad de
Derecho a Morir de Canadá, "la vida no es una obligación". Pero aunque
Von Fuchs pensaba que esa mujer debería tener un derecho sin restricciones
al suicidio asistido, argumentaba que se le permitiría para evitar el
sufrimiento, el dolor y la soledad asociados con la pérdida de su esposo, es
decir, articulaba una justificación.
Podemos ver cierta tendencia a la ausencia de justificación en
Holanda. El mes pasado, un grupo de veteranos académicos y políticos de
ese país hizo una petición en apoyo del suicidio asistido para los mayores
de 70 años que "consideran que su vida ya está completa". Rápidamente
atrajeron más de 100.000 firmas, más de lo necesario para que el asunto
sea debatido en el Parlamento en virtud de la iniciativa ciudadana.
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¿Y los costes sanitarios como justificación? Aunque esta cuestión ha
sido esquivada por los defensores de la eutanasia, no cabe duda de que
puede ser utilizada como medida de ahorro. La mitad de los gastos
sanitarios en la vida de una persona se producen en los últimos seis meses
de su existencia. Las autoridades de Oregón, donde es legal el suicidio con
asistencia médica, parecen haber adoptado este enfoque. Poco antes de
morir hace un mes, el periodista de Montreal Hugh Anderson escribió en
The Gazette, que Oregón "ha reconocido que cuando las autoridades
rechazan una solicitud para cubrir el coste de un fármaco nuevo y costoso,
envían al mismo tiempo un recordatorio de que el Estado dispone a un
precio asequible de un programa de suicidio asistido".
Las tres décadas de experiencia de Holanda con la eutanasia
muestran claramente la rápida expansión, en la práctica, de lo que es visto
como una justificación aceptable. Inicialmente se limitó a adultos
terminales y bajo ciertas condiciones. Ahora, algunos de estos requisitos no
se aplican. Por ejemplo, los padres de recién nacidos gravemente
discapacitados pueden solicitar la eutanasia para ellos. Hay más de 500
eutanasias al año en las que el adulto es incompetente o el consentimiento
no se obtiene. Y personas de mediana edad -grupo de riesgo de suicidiopueden
utilizarla como un sustituto del suicidio.
De hecho, uno de los responsables de la legalización de la eutanasia
en Holanda ha admitido públicamente que fue un grave error, porque -dijouna
vez legalizada la eutanasia no puede controlarse ( Margaret Somerville,
directora del Centro de Medicina Ética y Legal de la Universidad McGill,
en Canadá. The Mark, 17-III-2010. Traducido por DM, 5-IV-2010).

PACHAMAMA

El pasado 22 de abril se celebró oficialmente, por primera vez, el Día
Internacional de la Madre Tierra.
Recordemos que la Asamblea General de las Naciones Unidas
aprobó en 2009 que, el día 22 de abril, denominado Día Mundial de la
Tierra, desde ese momento fuera celebrado como el Día internacional de la
Madre Tierra. La propuesta fue presentada al plenario de la ONU por el
presidente de Bolivia, Evo Morales, y respaldada por más de 60 países. La
resolución fue redactada por Leonardo Boff, que pudo dirigirse a la
Asamblea porque fue incorporado como miembro de la delegación del
gobierno de Brasil.
En su afán cristofóbico las Naciones Unidas fomentan el panteísmo
neomarxista, promovido por sacerdotes renegados como Miguel D'Escoto y
Leonardo Boff, y por sectarios indigenistas como Evo Morales, que lleva
adelante, en Bolivia, un sistemático plan de vuelta a la idolatría y al
paganismo, imponiendo violentamente el retorno a los dioses ancestrales y
el culto a la Pachamama.
En Managua, el 28 de febrero pasado, Miguel D'Escoto y Leonardo
Boff, como uno de los comisionados de la Carta de la Tierra, con el
padrinazgo del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dieron a conocer el
proyecto de Declaración universal del bien común de la madre tierra y de la
humanidad, que debía presentarse en la Primera Conferencia Mundial de
los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, a
celebrar en Cochabamba, Bolivia, del 20 al 22 de abril. La conferencia,
también llamada Cumbre de Cochabamba, tiene el respaldo del Foro Social
Mundial en Porto Alegre.
A la vez, Nicaragua se convirtió en el primer país en adherir a ese
documento, y el 2 de marzo, el ministro de educación del gobierno de
Ortega, Miguel de Castilla, anunció que a partir de este año los contenidos
de la Declaración de los Derechos de la Madre Tierra formarán parte del
curriculum escolar obligatorio de ese país.
La Cumbre de Cochabamba es una contra-cumbre organizada por el
neomarxismo latinoamericano como contraposición a la fracasada XV
Conferencia Internacional sobre Cambio Climático de Copenhague (7 al 18
de diciembre de 2009); por decirlo de algún modo es la respuesta del
panteísmo neomarxista al panteísmo capitalista.
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La Declaración universal del bien común de la madre tierra y de la
humanidad es expresión de los delirios panteístas a los que nos tiene
acostumbrados Leonardo Boff.
Sólo como ejemplo, citamos el primer párrafo: "La Tierra forma con
la Humanidad una única entidad, compleja y sagrada (...) la Tierra es viva y
se comporta como un único sistema autorregulado formado por
componentes físicos, químicos, biológicos y humanos que la hacen propicia
a la producción y reproducción de la vida y que por esto es nuestra Gran
Madre y nuestro Hogar común. Tomando en cuenta que la Madre Tierra es
compuesta por el conjunto de los ecosistemas en los cuales generó una
multiplicidad magnífica de formas de vida, todas interdependientes y
complementarias, formando la gran comunidad de vida, y que existe un
lazo de parentesco entre todos los seres vivos porque todos son portadores
del mismo código genético de base que funda la unidad sagrada de la vida
en sus múltiplas formas y que, por lo tanto, la Humanidad es parte de la
comunidad de vida y el momento de conciencia y de inteligencia de la
propia Tierra haciendo que el ser humano, hombre y mujer, sea la misma
Tierra que habla, piensa, siente, ama, cuida y venera".
Dicho esto, el texto reafirma el neomarxismo indigenista, expresión
del nuevo rostro de la teología de la liberación, diciendo: "El Bien Común
supremo y universal, condición para todos los demás bienes, es la misma
Tierra que, por ser nuestra Gran Madre, debe ser amada, cuidada,
regenerada y venerada como nuestras madres. El Bien Común de la Tierra
y de la Humanidad pide que entendamos la Tierra como viva y sujeto de
dignidad. No puede ser apropiada de forma individual por nadie, ni hecha
mercancía, ni sufrir agresión sistemática por ningún modo de producción.
Pertenece comunitariamente a todos los que la habitan y al conjunto de los
ecosistemas".
Recordamos las declaraciones de Leonardo Boff en Buenos Aires
cuando dijo: "Cuanto más diversidad mejor. Lo mismo con las culturas.
Cuanto más expresiones religiosas, más facetas de Dios. Que se manifiesta
de mil maneras"; (...) "todos somos hermanos y hermanas a raíz de eso.
Nosotros lo sabemos por bagaje científico, San Francisco lo sabía. Lo
mismo un gusano que un chimpancé que nosotros. Todos hermanos o
primos hermanos. Tal vez el chimpancé tiene escondidos los 2 genes que lo
diferencian del ser humano, tal vez es el futuro del humano".
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"La especie humana, está condenada a hacer lo que hace porque es
un parásito de la tierra" (...) "Es mucho mejor para la Tierra que
desaparezca ese cáncer. La Tierra puede seguir tranquila desarrollando otra
forma de vida, infraestructura biológica candidata a sucedemos. Portadora
de espiritualidad". (....) "Las religiones abrahámicas son las más
violentas, porque se creen portadoras de la verdad, como el Papa en
Ratisbona. Lo necesario es la espiritualidad, no los credos y las doctrinas"
(Juan C Sanhauja. Noticias Globales, 15-IV-2010).

Wednesday, May 05, 2010

SUICIDIO ASISTIDO

No creo que el suicidio asistido tenga cabida en el Reino Unido. Mi
argumento no se basa en creencias religiosas, sino en una firme convicción
en el fundamento ético de la medicina, que es mi vocación. Hipócrates en
su juramento dijo: "A nadie, aunque me lo pidiera, daré un veneno" y
"aplicaré mis tratamientos para beneficio de los enfermos, y me abstendré
de hacerles daño". Creo que esas palabras son tan ciertas hoy como en
aquellos tiempos. Si los médicos asumen la función adicional de acabar con
la vida al mismo tiempo que se trata al paciente y se protege su vida, se
socavaría nuestra credibilidad, la confianza entre el paciente y el médico, y
afectaría negativamente a esa relación mutua.
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Entiendo los argumentos a favor del suicidio asistido, y empatizo con
los pacientes y cuidadores que se encuentran en tales situaciones
desesperadas y que quieren poner fin a sus vidas. Comprendo a quienes
afirman que la autonomía del paciente es tan importante y que una persona
competente debería tener derecho a elegir la muerte. También entiendo los
argumentos sobre la necesidad de compadecer al paciente, a su familia y a
sus cuidadores. Pero, después de haber escuchado esos argumentos, creo
que todos los pacientes merecen tener acceso a cuidados paliativos de alta
calidad y que, si existen, no habría razones para el suicidio asistido.
Cada vez más gente vive más tiempo con enfermedades graves, y
algunos tienen largas y a veces horribles agonías. Sin embargo, los actuales
servicios de cuidados socio-sanitarios están mal preparados y
desprevenidos para satisfacer plenamente las necesidades de la mayoría de
las personas que se hallan al final de su vida. Tenemos que asegurarnos de
que todos los pacientes reciban la mejor atención a la medida de sus
circunstancias personales.
Mientras que los médicos de atención primaria ocupan un papel
central, la atención debe ser completada por especialistas y servicios
sociales. Los pacientes deben poder esperar una atención de gran calidad
para ayudar a aliviar sus síntomas. El acceso a cuidados paliativos de
especialistas, los tratamientos psicológicos y el apoyo social son
fundamentales. A pesar de muchas áreas de buenas prácticas, los pacientes
todavía se enfrentan a una lotería de inconstantes y a veces subóptimos
cuidados. Pero el suicidio asistido no es la respuesta a los males de nuestro
sistema de salud.
Los médicos son, por supuesto, falibles. Un médico puede hacer un
diagnóstico incorrecto o dar un pronóstico impreciso y ello podría conducir
a una innecesaria petición de suicidio asistido. O un suicidio asistido podría
ocurrir de forma innecesaria, justo antes de una nueva terapia que podría
dar una vida más larga y significativa al paciente. Me preocupa que con el
suicidio asistido el paciente pueda sentir que es una carga para sus
cuidadores y solicitar que su vida se termine sin explorar todas las opciones
de tratamiento. O que los cuidadores puedan empujar al paciente hacia el
suicidio, a fin de reducir la carga que pesa sobre ellos -social, psicológica o
económica-, y resultando en la coerción, sobre todo si son social o
económicamente desfavorecidos.
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¿Es posible que los sistemas de salud estén tan cortos de dinero que
tomen la opción más barata de apoyar el suicidio asistido en lugar de
invertir en tratamientos más caros y en cuidados paliativos? Podría ocurrir
en el Reino Unido. Mi preocupación es que el Servicio Nacional de Salud
vea incentivos para negar el tratamiento a personas que considere
demasiado costosas. Hay que recordar que esto ya ocurre en cierta medida
con las decisiones económicas que el Instituto Nacional para la Excelencia
Clínica toma sobre las terapias que pueden prolongar la vida unas pocas
semanas o meses. (Steve Field, presidente del Colegio Real de Médicos
Generales de Gran Bretaña. TheGuardian.guardina.co.uk.22-IV-2009.
Traducido por DM, 22-VI-2009).

LOS TRANSHUMANISTAS

La ciencia puede llegar a dar miedo. Tiene potencial suficiente como
para transformar la vida por sí sola y por eso ha llegado a predecir cosas
como que en el futuro reescribiremos nuestro propio código genético o que
nuestras mentes serán una combinación natural y mecánica. Las verdaderas
posibilidades de la ciencia para cambiar la naturaleza humana empiezan a
mostrarse lentamente pero con paso firme. Cada vez se desarrollan más
medicamentos para tratar enfermedades, pero también están sirviendo para
incrementar el potencial cognoscitivo de las personas que gozan de buena
salud y para elevar la esperanza de vida humana, casi hasta los 115 años o
más.
Los transhumanistas, una libertina coalición de científicos,
tecnólogos y pensadores, cuyo objetivo es buscar la manera de perfeccionar
la condición del hombre, ven estos cambios como algo deseable. La
naturaleza humana, según explica Nick Bostrom, filósofo de la Universidad
de Oxford y abogado de los transhumanistas, es "un trabajo en progreso,
algo que está a medias y que nos puede servir para aprender a remodelar las
cosas a nuestra manera. Al final conseguiremos convertirnos en
posthumanos, seres con capacidades mucho mayores que las de los seres
humanos de nuestros días". Otras personas argumentan que los hombres
nunca tendremos sabiduría suficiente como para convertirnos en algo más
de lo que somos. Francis Fukuyama, de la Universidad Johns Hopkins,
define el transhumanismo como "una de las ideas más peligrosas del
mundo".
Para el transhumanismo no hay objetivo más importante que la
victoria sobre la muerte. Algunos de los más controvertidos defensores de
las mejoras tecnológicas de los humanos, incluido Ray Kurzweil, inventor
y escritor americano, y Aubrey de Grey, gerontólogo y presidente de la
Fundación Matusalén, argumentan con optimismo que la inmortalidad
podría llegar a ser factible para quienes hoy estamos vivos.
Los transhumanistas cuestionan la ciencia convencional que fija un
límite natural a nuestra vida. La historia demuestra que cada límite
anunciado por los expertos se supera rápidamente. En 1928, el demógrafo
americano Louis Dublin calculó que el límite máximo para la esperanza de
vida sería de una media de 64,8 años, una osadía para los años que corrían,
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en los que la esperanza de vida americana apenas llegaba a los 57 años. Sin
embargo, su atrevimiento parece ahora muy tímido, ya que la esperanza de
vida de las mujeres en Okinawa, en Japón, por ejemplo, está por encima de
los 85,3 años, veinte años más de los que aseguraba Dublin. También
parecen poco fiables los argumentos de los científicos posteriores a Dublin
que predijeron que esa esperanza de vida en ningún caso pasaría de los 78
años (en 1952), 79 años (1980) y 82,5 años (1984).
¿Puede el continuo crecimiento de la esperanza de vida cambiar de
golpe y dar un gigantesco salto? Muchos transhumanistas creen que sí. Se
sabe ya que reduciendo drásticamente las calorías de nuestra dieta se le
puede dar un notable empuje a la esperanza de vida, entre el 30 y el 50 por
ciento en algunas especies animales. Es evidente que este enfoque puede
trasladarse ahora a los humanos, pero también que los medicamentos
pueden proporcionar los mismos beneficios que la restricción calórica sin
tener que pasar por una dieta.
Los transhumanistas han debatido sobre el lugar al que nos conducen
este tipo de fármacos: no sólo pueden conseguir aliviar los trastornos
provocados por el estrés, sino que también pueden erradicar los
sentimientos de culpabilidad, disminuir los recuerdos de maldad o aliviar el
dolor de un desengaño amoroso. Lo peor son los problemas derivados de
jugar con la naturaleza humana. Podremos llegar a ser más eficientes, pero
no percibiríamos los sentimientos de los demás a nuestro alrededor.
Todo esto deja sin resolver el fantástico debate del transhumanismo:
si podemos decir que seguimos siendo la misma persona después de decidir
mejoramos a nosotros mismos, y si este extremo nos importa en realidad.
Pero una cosa es cierta: se puede desarrollar cualquier fármaco para tratar
una enfermedad, y si además proporciona a alguien una ventaja competitiva
o puede prolongar su vida, la gente lo tomará (Alun Anderson. The
Economist, 16-II-2006. Traducido por DM, 15-I-2010).