Noticias y opiniones sobre algo muy fundamental hoy y siempre pero en bioetica tal vez hoy mas que nunca ante los progresos de la ciencia. ¿Todo lo que se puede hacer se ha de hacer?
Thursday, May 21, 2009
EUTANASIA EN BELGICA: INFORME
El detallado repaso a los antecedentes históricos y desarrollos normativos, así como a los abusos frecuentes que se han verificado en este tiempo justifica la principal propuesta del Prof. Cohen: frente a quienes piensan que la eutanasia en Bélgica es un asunto ya superado y perfectamente integrado en las prácticas médicas del país, sostiene que es mucho lo que queda por hacer para que la aplicación de la ley no sea fraudulenta. “El gobierno quiere retirar el asunto de la agenda política. Parece pensar que ya han cumplido su trabajo, cuando en la práctica éste no ha hecho más que empezar”.
Para la inmensa mayoría de pacientes, los cuidados paliativos tienen precedencia sobre la eutanasia
Los cuidados paliativos deben tener precedencia
La investigación combina la reflexión teórica de tipo médico y bioético con decenas de horas de entrevistas y encuestas a los principales médicos del país (tanto partidarios como críticos de la ley); aprovecha igualmente conversaciones, visitas médicas y observaciones de quince años de recorrido por los principales hospitales de Bélgica y de otros países como Inglaterra, EE. UU., Canadá, Holanda, Australia y Nueva Zelanda.
“La mayor parte de los pacientes, de acuerdo con el testimonio de los jefes de Departamento y de los comités éticos, se agarran a la vida a toda costa (…). La mayoría de los que expresan el deseo de morir lo hacen por temor al sufrimiento. Pero, controlado el dolor con la ayuda de los médicos, muchos de los que expresaron ese deseo de morir modifican su punto de vista”.
De ahí que el Prof. Cohen sostenga que cuidados paliativos y eutanasia no pueden ser dos opciones equiparadas a un mismo nivel: “Para la inmensa mayoría de pacientes, los cuidados paliativos tienen precedencia sobre la eutanasia”. En Bélgica, sin embargo, el recurso a la eutanasia está a la orden del día; a menudo no se ofrecen a los pacientes esas otras alternativas existentes. Desde 2005 varios cientos de farmacias ofrecen “kits de eutanasia” al precio de 60 €: están a disposición de los médicos que los usan para practicar la eutanasia en las casas de sus pacientes.
Médicos, farmacéuticos y personal sanitario deben ser cautelosos con ese tipo de sustancias letales: cabe el recurso a la trampa, del que no faltan casos. “Todas las sustancias letales deben constar por escrito y los restos de la medicación utilizada para la eutanasia deberían volver a las mismas farmacias que la vendieron pues, de otro modo, podrían ser utilizadas para matar a otra persona algo que, de hecho, ha ocurrido en Holanda”, explica el profesor de la universidad inglesa.
Asumir que la vida de las personas disminuidas no merece la pena ser vivida es el paso siguiente por la pendiente resbaladiza de la eutanasia
Fácil recurso a la sedación terminal
La aplicación del recurso a la sedación terminal, como variante presuntamente legal del suicidio asistido, parece generalizarse en el país del Benelux. Uno de los doctores entrevistados por Cohen estima que en Flandes, la región belga de habla alemana, un 8% de las muertes son provocadas por el fácil recurso a la sedación terminal. Se convierte así, según otro de los doctores citados, en la causa más frecuente de muerte en las unidades de cuidados intensivos.
Parece razonable que se busquen garantías legales que contribuyan a evitar posibles fraudes como los que se intuyen tras los datos anteriores. Entre otras, Cohen propone las siguientes medidas: historial detallado de diagnósticos y pronósticos, tratamientos desarrollados, informes psicológicos de que el paciente no sufre depresión, consentimiento informado del paciente y de sus seres queridos, documentación de las conversaciones entre médico y paciente, informes de los cuidados paliativos ofertados al paciente, mecanismos de monitorización del período de enfermedad, etc. Puede parecer una historia clínica demasiado abultada, pero está en juego el punto final de una vida humana.
Obviamente la formación del médico y el respeto a los códigos deontológicos básicos de la profesión son requisitos inexcusables; “el reto de los médicos, explica Cohen, consiste en usar apropiadamente su influencia sobre los pacientes”. En efecto, “los médicos tienen que ser conscientes del enorme papel que su consejo puede tener sobre el tratamiento elegido por sus pacientes”.
En la actualidad, a pesar de quienes prefieren silenciar el debate, se discute en Bélgica acerca de la extensión de la eutanasia a niños y adultos con daños cerebrales, como el cáncer o la demencia. Asumir que la vida de las personas disminuidas no merece la pena ser vivida es el paso siguiente por la pendiente resbaladiza de la eutanasia. Sobre esta última cuestión observa Cohen: “Es responsabilidad de los gobiernos democráticos defender los intereses de los más vulnerables. Espero que el parlamento belga invierta tiempo y realice una meditada reflexión sobre este asunto antes de llegar a conclusiones precipitadas”.
* Artículo íntegro: “Euthanasia Policy and Practice in Belgium: Critical Observations and Suggestions for Improvement”, disponible en pdf.
* Véase también Seducidos por muerte, la investigación del Prof. Herbert Hendin sobre los siete años de eutanasia en Holanda.
Wednesday, May 13, 2009
FRANCIA Y LEYES BIOETICA
El Consejo de Estado francés se pronuncia sobre las leyes de bioética
Firmado por Aceprensa
Fecha: 7 Mayo 2009
El Consejo de Estado francés, la más alta jurisdicción administrativa, ha emitido el informe solicitado por el gobierno sobre la revisión de las leyes de bioética, prevista para 2010. El Consejo de Estado se pronuncia a favor de autorizar las investigaciones con células madre embrionarias, si no es posible hacer lo mismo con otras células. En otros aspectos, preconiza no admitir a las técnicas de procreación asistida a las mujeres solas y a las parejas homosexuales, y rechaza legalizar la maternidad de alquiler.
Células madre embrionarias. En su dictamen, el Consejo de Estado recuerda que la investigación sobre el embrión humano “despierta una oposición ética pues atenta no contra una cosa, sino contra una persona humana potencial, que no debería ser objeto de instrumentalización”.
Sin embargo, habida cuenta del interés científico de estas células, recomienda que estas investigaciones queden sometidas a un régimen de autorización “dentro de condiciones estrictas” caso por caso. Para que pueda darse esta autorización, la investigación “debe ser susceptible de permitir progresos terapéuticos importantes” y no debe poder ser conseguida con investigaciones con otras células.
Esta última condición supondría demostrar que no se puede lograr lo mismo con células madre adultas, que hasta el momento han demostrado más utilidad científica.
Las investigaciones deberían realizarse con embriones supernumerarios de la fecundación in vitro, pues se prohíbe crear embriones con fines de investigación.
Diagnóstico preimplantatorio. El dictamen no cuestiona el diagnóstico preimplantatorio, que se utiliza para cribar embriones de la fecundación in vitro a fin de que no nazcan los afectados por enfermedades “de particular gravedad”. Diversas voces han advertido que este tipo de diagnóstico está dando lugar a una deriva eugenésica.
Pero el Consejo pide prudencia sobre el diagnóstico dirigido a buscar un “bebé-medicamento”. Esta técnica se utiliza para cribar embriones y buscar un bebé inmunológicamente compatible con su hermano, y así tratar de curarle con un trasplante. “La esperanza ofrecida a algunas familias frente al sufrimiento provocado por una enfermedad incurable no parece haber sido plenamente satisfecha”, afirma el Consejo.
Procreación asistida. En este campo lo que debe primar es el interés del niño, estima el Consejo de Estado. Por eso es partidario de mantener las disposiciones actuales que limitan el acceso a la procreación asistida a las parejas compuestas por un hombre y una mujer en edad de procrear, casados o con dos años de vida en común.
Rechaza, pues, que puedan utilizar la procreación asistida las mujeres solas o dos que formen un pareja del mismo sexo, como ocurre en España. El Consejo rechaza que pueda engendrarse un hijo huérfano de padre, por “el efecto psicológico que puede tener sobre un niño la ausencia de un padre biológico”. Por la misma razón rechaza que pueda hacerse una transferencia de embriones después de la muerte del padre biológico.
También en razón de los “efectos perjudiciales que puede tener sobre el niño” la ignorancia de sus orígenes biológicos, el Consejo admite la posibilidad de que se levante el anonimato sobre el donante de gametos, “si el hijo lo pide y el donante consiente en ello”.
Por otro lado, se mantiene la prohibición de remunerar o de indemnizar a las donantes de óvulos. En España se permite a título de indemnización por las molestias, lo que ha favorecido que haya más donantes pero también ha dado lugar a una inconfesada mercantilización.
Gestación por cuenta de otro. El Consejo no es partidario de que se legalice la gestación por cuenta de otro, o maternidad de alquiler. Para justificar su postura, aduce las posibles consecuencias psicológicas para el niño, los riesgos de explotación financiera, los problemas jurídicos... La legalización de esta práctica, argumenta, “consagraría la idea del ‘derecho a un hijo’ a la cual el legislador se opuso firmemente en 2004”.
En cuanto a los problemas planteados por niños nacidos de este modo en el extranjero y que intentan legalizarse en Francia, excluye el reconocimiento de la filiación por los dos padres, lo que sería “una incoherencia” respecto a “una situación que el legislador ha prohibido formalmente”. En España, en un caso reciente de este tipo, se incurrió en esta incoherencia al permitir la inscripción como hijo de una pareja homosexual “en interés del menor”. El Consejo de Estado francés recomienda que en estos casos puede reconocerse una filiación paterna cuando existe un lazo biológico entre el niño y el padre, como ocurre en el caso del padre de un hijo natural.
El fin de la vida. A fin de estimular el recurso a los cuidados paliativos, el Consejo propone que “a toda persona que pida que se le suspenda el tratamiento médico con el deseo de abreviar su vida, se le proponga ser atendida por un equipo de cuidados paliativos”. El Consejo estima también que los parientes deberían poder iniciar el procedimiento colegial previsto en la ley cuando se trata de limitar o detener un tratamiento.
En Francia están en marcha unos Estados Generales de la Bioética, propuestos por el Gobierno, para que la sociedad pueda informarse y opinar sobre la revisión de las leyes de bioéticaTuesday, May 12, 2009
FEDERACION ASO. DEFENSA SANIDAD PUBLICA
¿Para quien trabaja la FADSP?
La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) ha venido acaparando en las últimas horas la atención de los principales medios de comunicación, debido a su toma pública de posición en relación al reciente anuncio de la liberalización total del aborto químico mediante el levantamiento de todas las restricciones que hasta ahora existían para la comercialización de la píldora abortiva “del día después”.
Para el portavoz de la FADSP, Marciano Sánchez Bayle, los farmacéuticos “tienen que aceptar las reglas que establecen las administraciones públicas” y por eso mismo “en modo alguno pueden objetar” la venta de este cóctel abortivo. A nuestro modo de ver, esa toma de posición parece pretender establecer como principio ético una mera decisión administrativa, lo que nos trae de nuevo a la memoria los “criterios administrativos” establecidos por las autoridades Nacionalsocialistas para decidir quien y cuando debía morir en las “salas del procedimiento” habilitadas en los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Treblinka y Dachau.
También ha pedido la FADSP a todos los políticos que presentan candidatura a las elecciones del próximo 7 de junio, que apuesten por un sistema sanitario público europeo que garantice, entre otros derechos, el del aborto "para todas las mujeres" y el de "una muerte digna sin sufrimiento”. A nuestro modo de ver, resulta cuando menos una falta de coherencia que quienes se erigen en defensores de la sanidad pública sean precisamente defensores a ultranza de la matanza de los seres humanos más inocentes y más indefensos, y promotores de unas prácticas que no por casualidad vienen provocando desde hace años el éxodo masivo de ancianos holandeses hacia otros países.
Por si lo anteriormente expuesto fuera poco, la FADSP ha pedido públicamente que se retiren "las restricciones por motivos religiosos a las investigaciones en células madre". A nuestro modo de ver, la federación parece ignorar, olvidar u omitir que no existe actualmente en nuestro sistema jurídico y penal, restricción alguna por motivos religiosos a la posibilidad de investigar con células madre.
En definitiva y como era de esperar, la misma federación que está implicada en la defensa radical de la cultura de la muerte es la que viene destacando por la defensa a ultranza de los proyectos políticos promovidos por el grupo que ascendió al poder tras las trágicas matanzas acaecidas en Madrid en marzo de 2004. Por eso mismo no parece ser en modo alguno atribuible a la simple casualidad que mientras guarda silencio sobre las concesiones oficiales a grupos privados en Extremadura o Andalucía, feudos socialistas por excelencia, esté actuando en cambio de ariete del PSOE contra las políticas sanitarias de su adversario político en la Comunidad de Madrid.
Considerando lo expuesto en los párrafos precedentes, desde el Instituto Efrat nos ha parecido oportuno realizar un análisis de esta federación, análisis cuyas conclusiones, basadas en la imparcialidad que nos proporcionan las evidencias documentales que hemos logrado recabar, expondremos a continuación. Queremos dejar claro que no pretendemos en modo alguno socavar la buena fama de que pueda gozar esta Federación así como sus dirigentes. Tan sólo pretendemos poner en conocimiento de la opinión pública algunas evidencias que merecen ser tenidas muy en cuenta a la hora de valorar las actividades públicas de esta entidad.
Staff
Fundador: Marciano Sánchez Bayle (Médico especialista en Pediatría y Nefrología. Miembro del Patronato de la Fundación Alternativas y de la Fundación para la Investigación, estudio y Desarrollo de la Salud Pública.)
Presidenta: Carmen Ortiz Ibáñez
Secretario: Manuel Martín García (Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y Master en Salud Pública. Médico del EAP de Seixo, Pontevedra. Portavoz de la Plataforma Galega para a Defensa da Sanidade Pública y patrono de la Fundación para la Investigación, Estudio y Desarrollo de la Salud Pública.)
Portavoz: Marciano Sánchez Bayle
Flirteando con la cultura de la muerte
Algunas evidencias que hemos encontrado son las siguientes:
1) El 7 de abril de 2005 exigió en un comunicado de prensa, ante los acontecimientos de muertes por presunta sedación irregular, relacionadas con el Hospital de Leganes, que “los ciudadanos puedan optar libremente si lo prefieren, a morir sin dolor, lo que supone garantizar su atención en la Sanidad Pública” citando de paso como una de las razones de fondo de la investigación oficial “las posiciones ultramontanas y de fanatismo religioso de algunos responsables políticos de la Comunidad de Madrid”. Por si fuera poco, la federación exigió “La reposición del Coordinador de Urgencias en su puesto” el cual había sido cesado a raíz de su imputación por numerosos presuntos delitos de homicidio, que en ese momento estaban siendo investigados por el juez.
2) En 2006 reclamó públicamente -y en términos que nos recuerdan peligrosamente a los esgrimidos en 1985 por los defensores de la despenalización del aborto- una regulación "muy cuidadosa de la eutanasia" que respete la voluntad de las personas y evite "susceptibles abusos"
3) Durante los años 2006 y 2007 insertó en su revista oficial “Salud 2000” diversos anuncios de la clínica abortista “Instituto C.B. Medical” resultando -cuando menos- irónico que quienes se autodenominan defensores de la sanidad pública hayan estado lucrándose con la publicidad de un centro privado, en el cual se hacía picadillo a miles de seres humanos cada año, y cuyo dueño está imputado en la actualidad por numerosos delitos de aborto efectuados presuntamente fuera de los supuestos despenalizados en 1985.
4) El 6 de Marzo de 2007 se adhirió públicamente a un manifiesto en defensa del aborto, sumando su nombre al de otros conocidos grupos abortistas como por ejemplo la “Asociación de Mujeres Juristas Themis”, la “Asociación de Planificación Familiar de Madrid”, la “Asociación de Planificación Familiar y Sexualidad de Castilla-La Mancha”, las “Católicas por el Derecho a Decidir”, el “Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Madrid”, la “Federación de Planificación Familiar Estatal” (dependiente de la multinacional abortista IPPF) y otras sesenta organizaciones más.
5) En Junio de 2007 realizó una apología del aborto -trufada de falsedades históricas- a través de un artículo publicado en su revista corporativa “Salud 2000”. (“Tuvimos que esperar hasta la llegada de la democracia (5 de julio de 1985) para recuperar el derecho al aborto por el que, cincuenta años antes, en tiempos de la República, luchó Martí Ibáñez. - Salud 2000. Redacción”)
6) El 12 de Enero de 2008 reclamó públicamente una ley de plazos junto a la creación de un registro de profesionales de la salud objetores al aborto, aduciendo en un comunicado que "la legislación actual es ambigua y no protege jurídicamente a las mujeres que abortan ni a los profesionales sanitarios que colaboran con ellas". Se trataría de un registro, exclusivamente para la práctica del aborto, que se renovaría periódicamente. También culpó de "los procesamientos a ginecólogos, cierres de clínicas y la investigación a mujeres” a una actitud cada vez mas beligerante del “fundamentalismo religioso".
Subvencionada por los contribuyentes
Como era de esperar, esta organización ha recibido dinero procedente de subvenciones oficiales. Algunas evidencias encontradas son estas:
1) En el Boletín Oficial del Estado (BOE) correspondiente al Miércoles 6 de Octubre de 1999, consta una subvención de 2 millones de pesetas (12.020’24 euros), otorgada por el Instituto de la Mujer, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado para 1999.
2) En el Boletín Oficial del Estado (BOE) correspondiente al Jueves 19 de Enero de 2006, consta una subvención de 12.041 euros para “la realización de programas y actividades, en el marco de actuación de las ONG de ámbito de estatal, para potenciar el desarrollo del tejido asociativo de las mujeres y su participación social, así como el principio de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres”, otorgada por el Instituto de la Mujer.
3) En el Boletín Oficial del Estado (BOE) correspondiente al Martes 19 de Diciembre de 2006, consta una subvención de 12.041 euros para un programa denominado “Secretaría de la Mujer”, otorgada por el Instituto de la Mujer.
4) En el número correspondiente a enero de 2007, de su revista oficial “Salud 2000”, aparece el escudo de España junto a la inscripción: “Subvencionado por Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales”, acompañando al título de un artículo donde se hace apología del aborto y se falsea la memoria histórica. (“Tuvimos que esperar hasta la llegada de la democracia (5 de julio de 1985) para recuperar el derecho al aborto por el que, cincuenta años antes, en tiempos de la República, luchó Martí Ibáñez. - Salud 2000. Redacción”)
5) En el Boletín Oficial del Estado (BOE) correspondiente al Martes 11 de Marzo de 2008, consta una subvención de 33.700 euros para “la realización de programas específicos orientados al desarrollo de las estrategias de salud”, otorgada por el Ministerio de Sanidad y Consumo durante el año 2007.
6) En el Boletín Oficial del Estado (BOE) correspondiente al Miércoles 4 de Marzo de 2009, consta una subvención de 10.000 euros para “la realización de programas específicos orientados al desarrollo de las estrategias de salud”, otorgada por el Ministerio de Sanidad y Consumo durante el año 2008.
Fuentes Consultadas
Boletín Oficial del Estado (BOE): “Resolución de 30 de julio de 1999, del Instituto de la Mujer, por la que se dispone la publicación de las subvenciones concedidas en las áreas de competencia de este organismo, con cargo a los Presupuestos Generales del Estado para 1999.” (Madrid. Miércoles 6 de Octubre de 1999)
Boletín Oficial del Estado (BOE): “Resolución de 2 de diciembre de 2005, del Instituto de la Mujer, por la que se dispone la publicación de las subvenciones concedidas, al amparo de la Orden TAS/1787/2005, de 7 de junio.” (Madrid. Jueves 19 de Enero de 2006)
Boletín Oficial del Estado (BOE): “Resolución de 16 de noviembre de 2006, del Instituto de la Mujer, por la que se publican las subvenciones concedidas, al amparo de lo dispuesto en la Orden TAS/1612/2006, de 17 de mayo” (Madrid. Martes 19 de diciembre de 2006)
Boletín Oficial del Estado (BOE): “Resolución de 11 de febrero de 2008, de la Secretaría General de Sanidad, por la que se publican las subvenciones concedidas por el Ministerio de Sanidad y Consumo durante el ejercicio presupuestario de 2007.” (Madrid. Martes 11 de Marzo de 2008)
Boletín Oficial del Estado (BOE): “Orden SCO/1166/2008, de 9 de abril, por la que se convoca la concesión de ayudas económicas a entidades sin fines de lucro de ámbito estatal para la realización de programas específicos orientados al desarrollo de las estrategias de salud.” (Madrid. Miércoles 9 de Marzo de 2009)
Carmen Ortiz Ibáñez: “Balance del Gasto Farmacéutico” (Ediciones Mayo. Revista “El Farmacéutico”. Barcelona. Junio 2008)
Diario El País: “El debate sobre la eutanasia en España. El Gobierno insiste en descartar cualquier regulación de la eutanasia” (Madrid. 8 de Mayo de 2006)
Federación Española de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP): Revista “Salud 2000” (Madrid. Noviembre 2006)
Federación Española de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP): Revista “Salud 2000” (Madrid. Marzo 2007)
Marciano Sánchez Bayle y Manuel Martín García: “Nuevas formas de gestión: Las fundaciones sanitarias en Galicia”. (Fundación Alternativas. ISBN: 84-96204-43-X. Depósito Legal: M-6315-2004)
Patricia Rafael: “Petición de un registro de objetores al aborto”. (Madrid. Diario “Público”. 13 de enero de 2008)
Por: David del Fresno*
*David del Fresno es Presidente del Instituto Efrat, Director del proyecto Vida Selección (http://www.vidaseleccion.info) y autor del libro “El Imperio de la Muerte: Quien se está forrando con el negocio del aborto” (Ed. Sekotia)
Wednesday, April 29, 2009
EUGENESIA
Lo último en eugenesia
Firmado por Rafael Serrano
Fecha: 25 Abril 2009
Desde el principio, la fecundación in vitro ha implicado seleccionar unos embriones y desechar otros. La razón es que la práctica común siempre ha sido fecundar varios óvulos, para aumentar la probabilidad de éxito, y el procedimiento mismo tiende a crear embriones más débiles. Pues la intervención artificial favorece la formación de cigotos a partir de gametos que in vivo tendrían menos posibilidades de lograr la fusión.
La primera criba de embriones se hace mediante examen con el microscopio, para descartar a los que presentan aspecto anómalo o son menos vivaces. Pero la eugenesia prenatal ha ido expandiéndose gracias a las técnicas de análisis genético. Se comenzó a eliminar los embriones portadores de minusvalías o enfermedades congénitas, como la hemofilia o el corea de Huntington. Después se pasó al “bebé medicamento”, elegido entre los de su cosecha por tener un perfil genético adecuado, para que sirva de donante a un hermano necesitado de un trasplante de médula u otro tejido. Esto implica destruir a los demás o al menos confinarlos en el congelador, para que al cabo de unos años tengan el mismo fin en la gran mayoría de los casos.
Lo último en eugenesia in vitro es excluir embriones por tener no una deficiencia congénita, sino probabilidad de desarrollar una enfermedad en la edad adulta. En España se han autorizado recientemente dos casos, propuestos para evitar el nacimiento de niños portadores de variantes genéticas que predisponen a sendas formas de cáncer hereditario: de mama y de tiroides.
Se comprende la ansiedad de familias que tienen un historial de cáncer hereditario, y a cualquiera le alegra saber que el hijo o la hija ya no sufrirá ese riesgo. Pero, al mismo tiempo, es inevitable plantearse que estos “avances” solo significan un progreso en la detección y erradicación de los descendientes con defectos genéticos, pero no en su curación. Una vez más el diagnóstico prenatal no tiene una intención terapéutica, sino seleccionadora. Pero si se pueden detectar y eliminar a los que son más susceptibles de padecer esa enfermedad, ¿qué interés habrá en investigar su posible curación?
Y prosiguiendo en esta línea, ¿por qué no seleccionar también a los embriones que tengan una probabilidad del 50% de padecer la enfermedad, o solo del 20%? ¿Y si ya no es un cáncer sino diabetes?
Inseguros diagnósticos genéticos
Estar predispuesto no es lo mismo que estar enfermo, y además el diagnóstico genético preimplantatorio, muy complejo y caro, no siempre es seguro. Lo advierten tres artículos en el último número del New England Journal of Medicine (23-04-2009), que discuten la fiabilidad de los estudios emprendidos para hallar las variantes del genoma causantes de enfermedades.
Las investigaciones a que se refieren esos artículos comparan los genomas de poblaciones sanas con los de otras aquejadas de distintos males, para identificar los alelos comunes a las personas enfermas. Con mucho dinero y trabajo lo logran. Pero eso no significa que descubran algo útil para la medicina. La mayoría de las patologías de componente hereditaria no obedecen a un solo gen o a dos, sino a una combinación de muchas mutaciones.
Por ejemplo, hay más de 200 tipos de cáncer hereditario, y aquellos cuyo origen se puede rastrear hasta determinados genes son unos 40 y representan solo el 2-3% de los casos de cáncer, dice Miguel Urioste, que en la Asociación Española de Genética Humana preside la Comisión de Cáncer Hereditario (El País, 23-04-2009).
No hay visos de que pueda aumentar de modo significativo el porcentaje de trastornos de causa genética conocida. Como dicen los artículos del NEJM, los estudios comparativos de genomas encuentran variantes comunes a muchas enfermedades; pero en casi todos los casos esos rasgos cromosómicos solo suponen un pequeño aumento del riesgo, de suerte que la raíz genética de las patologías correspondientes sigue sin estar clara.
Uno de los artículos sostiene que, si bien esas investigaciones explican poco del origen de las enfermedades, al menos revelan la vía biológica por la que aparecen y así dan pistas para buscar fármacos que la corrijan. Pero otro artículo replica que si los factores genéticos implicados en una enfermedad son decenas o centenares, como se está comprobando en muchos casos, esas pistas son inútiles, pues no se puede intervenir sobre tantos procesos bioquímicos del organismo.
Flannery O’Connor no habría nacido
Las posibilidades reales del diagnóstico genético no justifican la selección de embriones para descartar la predisposición a enfermedades como el cáncer hereditario de mama. Aunque este es uno de los que derivan de genes identificados –dos, concretamente–, llevarlos en las células no es una sentencia de muerte, sino tener una probabilidad del 50-80% de padecer cáncer de mama a edad relativamente temprana, hacia los 40 años. Este cáncer representa más o menos el 5% de los casos de tumores mamarios, que a su vez vienen a ser en torno al 10% de todos los casos de cáncer. En España se diagnostican unos 160.000 casos de cáncer al año. Si ahora se practicase diagnóstico genético preimplantatorio siempre que una mujer con antecedentes familiares de ese cáncer quisiera tener descendencia, a lo sumo se evitarían unos 800 casos anuales a partir de 2050, a costa de destruir desde hoy centenares de embriones al año (el 20-50% de los cribados en la selección) con los genes en cuestión pero que no desarrollarían el cáncer, más otros muchos sin ellos pero descartados in vitro por sobrantes o por otras razones.
En unos pocos casos, como el de la poliposis adenomatosa familiar, quien tiene la mutación que la causa, es prácticamente seguro que desarrollará cáncer colorrectal antes de los 45 años. Pero ¿que alguien tenga una esperanza media de vida de 41 años es razón bastante para no dejarle nacer? Flannery O’Connor murió de lupus, como su padre, de quien lo heredó; pero en 39 años de vida dejó relatos memorables.
Además, la incertidumbre es insuprimible. Seleccionar un embrión sin predisposición a una enfermedad que podría aparecer años más tarde, no lo certifica libre de otros riesgos mayores no detectados por el diagnóstico genético.
En todo caso, el progreso de la medicina consiste en descubrir nuevas curas y cuidar mejor. La selección de embriones se ha de adscribir más bien a otra arte, pues supone que se rehúsa curar y cuidar.
Monday, March 23, 2009
RETOS DE LA BIOETICA
La bioética no puede quedar encerrada en los temas de última hora, tiene que afrontar como algo prioritario los problemas que más tocan a la vida de la gente
La bioética se encuentra en estado de asedio. La investigación avanza con rapidez, abre fronteras, promete conquistas. La bioética va “detrás”, con buena voluntad y con no pocos obstáculos.
¿Cómo valorar los descubrimientos que se suceden con rapidez vertiginosa? ¿Cómo estar al día ante las novedades de los laboratorios y las prisas de los periodistas?
Esta situación de asedio no debería apartar a la bioética de su vocación original: tratar argumentos y problemas que quizá a algunos parecen “viejos”, pero que tocan la vida de millones y millones de personas. Anticoncepción, aborto, comportamientos peligrosos, alcohol, droga, epidemias, desnutrición, uso de medicinas, esterilidad, son temas que conservan una actualidad rabiosa y en los que la bioética tiene que hacer oír su voz, sin quedar atrapada en los problemas de última hora.
Necesitamos, por lo tanto, una bioética de amplio respiro, capacitada para estudiar los temas más novedosos, sin dejar por ello de ofrecer la debida atención a los temas “clásicos” que afectan a la mayoría de la población. El ambiente y la ecología, el sistema sanitario y la relación entre el médico y el enfermo, la diferencia entre tratamientos proporcionados y desproporcionados, han de ser afrontados y discutidos al mismo tiempo que se ofrece un juicio de valor sobre la semiclonación, sobre la transferencia nuclear de material genético humano a óvulos de animales, sobre la ingeniería genética aplicada a los cereales, etc.
Queremos ahora reflexionar sobre algunos importantes retos de la bioética, de hoy y de siempre, porque la bioética no puede quedar encerrada en los temas de última hora, en la noticia que acaba de salir en la prensa mundial. Tiene que afrontar, como algo prioritario, los problemas que más tocan a la vida de la gente, esos de cada día, de cada hora, en la familia y en el trabajo, en el hospital y en la calle.
Consideraremos primero los retos más generales, comunes, “clásicos”, en el contexto del mundo actual. En segundo lugar, veremos algunos nuevos retos de la bioética, “de frontera”, según los avances científicos que son objeto de atención en el mundo periodístico y que tienen gran interés para muchos laboratorios y para los gobiernos, pero que tardarán años, quizá muchos años, antes de llegar a ofrecer aplicaciones concretas para la gente.
RETOS ‘CLÁSICOS’ DE
1. Vida sexual y fecundidad humana
La transmisión de la vida es posible desde la relación sexual potencialmente fecunda entre un hombre y una mujer. Como sabemos, la vida humana tiene no sólo una larga gestación (alrededor de 9 meses), sino que implica un proceso de atenciones y de responsabilidades que involucran por mucho tiempo a los padres después del parto, debido al hecho de que cada hijo nace en una situación muy indigente, necesitado de casi todo (sobre este tema, cf. L. Prieto, El hombre y el animal. Nuevas fronteras de la antropología, BAC, Madrid 2008).
Los retos bioéticos relativos a la esfera sexual son enormes. Vamos a situarlos en el contexto cultural que viven millones de seres humanos en muchos lugares del planeta.
a. Nos encontramos con sociedades que trivializan la sexualidad y que incluso la fomentan casi sin límites entre los adolescentes, los jóvenes y los adultos.
Por ejemplo, existen programas de “educación sexual” que se limitan casi a una simple información fisiológica, con muy pocos contenidos éticos, y orientados a una meta errónea: “disfruta de tu cuerpo, pero sin violencias y sin correr peligros para tu salud”. En muchos ambientes familiares los padres aceptan este modo de pensar, y lo transmiten a los propios hijos.
En esta perspectiva, parece que los objetivos más importantes a alcanzar serían los siguientes: hay que evitar los embarazos en las adolescentes, y hay que evitar las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Las consecuencias de esta mentalidad están a la vista de todos: adolescentes acostumbrados al disfrute sexual sin responsabilidad, jóvenes incapaces de noviazgos maduros, embarazos de chicas jóvenes, matrimonios frágiles, aumento de las ETS, y la terrible opción de muchas mujeres que “solucionan” un embarazo no deseado a través del aborto.
b. De la mano de lo anterior se ha desarrollado la cultura anticonceptiva, en la cual se busca vivir el “sexo seguro” (sin hijos y sin enfermedades), o se controla al máximo la llegada de un hijo para el momento planeado por la pareja (o por la mujer “single”).
La cultura anticonceptiva ha llevado a los siguientes resultados: trivialización del sexo, vida matrimonial en crisis, retraso excesivo en la llegada del primer hijo, fuerte disminución de la natalidad (en algunos países se ha llegado ya al “invierno demográfico” y ha empezado a ser visible la disminución de la población), daños reales sobre todo en la mujer (que no consigue tener hijos cuando lo desea, bien por lo avanzado de su edad, bien como consecuencia de todo el arsenal de sustancias y de técnicas anticonceptivas usadas durante años y años). Las profecías de Pablo VI en la encíclica Humanae vitae se han hecho, tristemente, realidad.
c. La ideología de género (se usa con frecuencia el término gender) está marcando profundamente el modo de ver la sexualidad humana, hasta distorsiones que ofuscan su sentido genuino. Según esta ideología, lo sexual dependería de cada uno y estaría desligado de su base natural y de su orientación hacia la vida familiar y hacia la procreación humana. Se llega a este modo de pensar cuando se acoge una incorrecta visión sobre el ser humano y cuando se adopta una actitud de rechazo hacia la ley moral natural.
Aludiendo a la ideología de género, el Papa Benedicto XVI explicaba:
“Lo que con frecuencia se expresa y entiende con el término ‘gender’, se reduce en definitiva a la auto-emancipación del hombre de la creación y del Creador. El hombre quiere hacerse por sí solo y disponer siempre y exclusivamente por sí solo de lo que le atañe. Pero de este modo vive contra la verdad, vive contra el Espíritu creador. Ciertamente, los bosques tropicales merecen nuestra protección, pero también la merece el hombre como criatura, en la que está inscrito un mensaje que no significa contradicción de nuestra libertad, sino su condición. Grandes teólogos de
d. Desde los países más ricos diversos grupos de poder financian y apoyan campañas en los países pobres o en vías de desarrollo para que nazcan menos hijos, como si de está manera se promoviese un mundo más rico y más justo. Tales campañas no se quedan en la simple información, sino que llevan a distribuir preservativos, a ofrecer y colocar espirales en las mujeres. En algunos casos, a través de presiones más o menos directas, se obliga a las mujeres a esterilizarse, o las esterilizan sin su consentimiento. No faltan quienes incluyen, en estas campañas, el recurso al aborto como si se tratase de un método válido para evitar el nacimiento de los hijos.
Frente a esta mentalidad antivida y frente al mito que ha establecido la ecuación “más hijos = más pobreza; menos hijos = más riqueza”, el Papa Benedicto XVI expresó un juicio de gran actualidad:
“La pobreza se pone a menudo en relación con el crecimiento demográfico. Consiguientemente, se están llevando a cabo campañas para reducir la natalidad en el ámbito internacional, incluso con métodos que no respetan la dignidad de la mujer ni el derecho de los cónyuges a elegir responsablemente el número de hijos y, lo que es más grave aún, frecuentemente ni siquiera respetan el derecho a la vida. El exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza es, en realidad, la eliminación de los seres humanos más pobres. A esto se opone el hecho de que, en 1981, aproximadamente el 40% de la población mundial estaba por debajo del umbral de la pobreza absoluta, mientras que hoy este porcentaje se ha reducido sustancialmente a la mitad y numerosas poblaciones, caracterizadas, por lo demás, por un notable incremento demográfico, han salido de la pobreza. El dato apenas mencionado muestra claramente que habría recursos para resolver el problema de la indigencia, incluso con un crecimiento de la población. Tampoco hay que olvidar que, desde el final de
e. Frente a esta situación, la bioética está llamada a descubrir las raíces antropológicas correctas con las que mostrar y defender los valores relativos a la procreación y a la sexualidad, para enseñar la importancia de la “ecología del humano” de la que habló Benedicto XVI en el discurso antes citado del 22 de diciembre de 2008. Para ello, hace falta proponer una educación en la que la virtud de la castidad sea vista como ayuda para vivir en su verdadero sentido la condición sexual de los hombres y de las mujeres. Al mismo tiempo, hay que defender el valor del matrimonio y de la familia como lugares propios para la transmisión de la vida, que no se limita a la grandeza y maravilla de la procreación, sino que exige una serie de deberes educativos a diversos niveles (humano, intelectual, higiénico, social, religioso) durante los primeros años (y no sólo en esos años) de vida de los hijos.
2. Aborto
Las ideologías que han promovido el desenfreno sexual, que han visto el embarazo como una carga para las mujeres, que han considerado el nacimiento de hijos como causa de la pobreza en muchas familias, han fomentado en casi todo el mundo la mentalidad pro aborto.
Hasta hace pocas décadas, ideas religiosas (especialmente debidas al cristianismo) y de otro tipo llevaron a muchos países a considerar el aborto como un delito. A partir de la mitad del siglo XX, el mundo moderno ha visto una tendencia inversa y creciente a favor de la legalización del aborto.
La estrategia seguida para lograr el aborto mal llamado seguro y legal (no puede ser llamado “seguro” un acto que busca la muerte de un hijo) ha sido parecida en algunos países. Primero se pedía despenalizar el aborto en los casos extremos (cuando la mujer había sido violada o cuando corría grave riesgo de morir por el embarazo). Luego se aprobaba el aborto para más casos (de tipo psicológico, económico, etc.), sobre todo para combatir el aborto clandestino y sus secuelas (por ejemplo, la muerte de mujeres que abortaban en lugares sin los requisitos higiénicos necesarios).
Al final se solicitaba el aborto legalizado (incluso a veces financiado con dinero del estado) para la mayor parte de los casos. En algunos países se ha llegado a pedir el aborto totalmente libre durante las primeras semanas del embarazo, es decir, sin tener que aducir ningún motivo para solicitarlo. No han faltado lugares donde el aborto ha sido impuesto desde el gobierno como medio para detener el aumento de la población, con la consiguiente supresión masiva de miles y miles de inocentes. En otros lugares el aborto se ha convertido en práctica ordinaria para eliminar a los fetos femeninos, porque los padres preferían tener un hijo y no una hija.
En muchos países del “mundo libre”, es posible abortar por los motivos más triviales. Hay quien aborta para poder ir de vacaciones, o para conservar la línea, o si el hijo tiene labio leporino, o si tiene una raza que pondría en graves apuros la fama de la madre. La mayoría de las veces los motivos parecen más “serios”, pero nunca un ser humano debería solucionar los propios problemas a través de la eliminación de otro ser humano, especialmente si ese “otro” es el propio hijo.
La situación ha llegado a extremos insospechados. No resulta fácil determinar cuántos millones de abortos (legales y clandestinos) se producen al año en el mundo. A la vez, hay organismos no gubernamentales y organismos internacionales que trabajan de modo sistemático para que sea legalizado el aborto en aquellos estados que todavía tutelan la vida de los hijos antes de nacer. Todo ello hace que el aborto se haya convertido en un auténtico desastre mundial, además de ser un drama que deja secuelas profundas en millones de mujeres que han llevado a la muerte a un hijo (a veces a varios).
La bioética no puede limitarse a describir esta situación. Necesita promover una reflexión sana y unos principios éticos justos para revertir la tendencia que ha llevado a la difusión del aborto, y para lanzar campañas de información y de ayuda a todos, especialmente a las mujeres, para reconocer el valor de la vida; es urgente poner en marcha más ayudas concretas y eficaces para aquellas mujeres que viven el embarazo en situaciones de especial dificultad.
Al mismo tiempo, hay que mejorar las ayudas (todavía muy insuficientes) a quienes ya han incurrido en el aborto, de forma que puedan sanar su corazón y orientar sus energías interiores para promover el bien y para ayudar eficazmente a otras mujeres que viven con dificultad la propia experiencia del embarazo o de la maternidad.
3. Problemas de comportamiento
Aunque sea de una forma breve, es necesario recordar que la bioética también tiene que hablar sobre los peligros para la vida o para la salud de la persona que son consecuencia de comportamientos elegidos libremente. En concreto, la bioética debe pronunciarse sobre la seguridad en el trabajo, sobre la sana alimentación, sobre el peligro en las carreteras, sobre el abuso de sustancias como pueden ser la droga, el alcohol y el tabaco, sobre los “deportes extremos”, y un largo etcétera.
Numerosos comportamientos ponen en peligro no sólo la propia integridad física, sino también la de otras personas. Por eso hace falta promover una cultura de la prudencia, de la seguridad, del cuidado, que venza la inercia de sociedades en las que el riesgo llega a ser presentado incluso como un reto o como un camino para la autoafirmación. Igualmente, la bioética tiene que seguir con atención de qué manera el mundo del trabajo puede ganar en seguridad para evitar accidentes y situaciones de peligro que dejan miles y miles de heridos y de muertos cada año.
Un capítulo importante se refiere al abuso de sustancias que provocan la pérdida de la propia conciencia y responsabilidad moral, además de producir enormes daños a nivel físico, psíquico y social. La droga y el alcohol necesitan una atención más incisiva y eficaz por parte de los estudiosos de bioética, para así indicar a la sociedad qué medios concretos ayudan a erradicar los males del alcoholismo y de la drogadicción en millones de seres humanos.
Ciertamente, estos temas tocan en lo profundo toda la vida social. No basta con avisar de los peligros y denunciar los actos que dañan a la gente. Hay que saber dialogar con las autoridades públicas, con los educadores, con las familias, para que se transmitan aquellos valores y aquellas virtudes que preparan a los niños y adolescentes a ser responsables y a evitar comportamientos que luego se pagan a un precio excesivamente alto.
Igualmente, hay que saber dar la asistencia necesaria a tantas personas que han sucumbido por causa de un accidente o por vicios arraigados, de forma que la sanidad pública y los grupos sociales puedan ayudarles y acompañarles a alcanzar la curación (donde sea posible) o a convivir con la enfermedad de modo digno y adecuado.
La prevención será mucho más eficaz si está acompañada de una buena enseñanza sobre la higiene, el deporte, las maneras correctas de comer, etc. Millones de personas en algunos países pobres sufren por enfermedades debidas a una nutrición poco balanceada o al consumo de agua en malas condiciones, o simplemente por culpa de la falta de alimentos. En cambio, en los países “desarrollados” son millones los que padecen problemas surgidos a causa de la obesidad.
Tener presente esto puede llevar a un cambio radical en los estilos de vida y a mejoras profundas en muchos pueblos y aldeas donde ahora se sobrevive de modo muy precario, y puede abrir los ojos a muchas personas que están a veces obsesionadas por los costosos progresos médicos de la medicina para pocos (en los países ricos) y muy poco interesadas por la situación en la que viven hermanos nuestros abrumados por la pobreza y la falta de cultura.
4. Medicina y atención a los enfermos
El tema de la enfermedad ocupa un lugar privilegiado en los estudios bioéticos, en parte porque la bioética profundiza y amplía la así llamada deontología médica, y en parte porque la ética de la vida tiene que ayudar en la búsqueda de respuestas correctas a la hora de afrontar la enfermedad, propia o ajena.
Como acabamos de ver, muchas enfermedades surgen desde comportamientos humanos responsables o desde situaciones de pobreza. Todo ello explica el que millones de personas contraigan enfermedades que podrían haber sido evitadas con relativa facilidad con vacunas (como la de la poliomielitis), con una mayor higiene y con una dieta mejor equilibrada. Además, muchas personas que contraen o que heredan ciertas enfermedades no reciben la atención debida, sea por falta de medicinas, sea porque los equipos médicos son insuficientes para cubrir todas las necesidades que surgen (por motivos de pobreza o de mala organización: hay países ricos en los que una cita médica sólo se consigue después de meses de espera).
Todos los seres humanos, también quienes viven en una situación económica más favorecida, están bajo la constante amenaza de la enfermedad: llega a todas las edades y a veces en forma totalmente imprevista. Existen, es verdad, hospitales con tratamientos muy sofisticados, pero los costes están creando serios problemas tanto a nivel particular (el enfermo y su familia) como a nivel social. El estado debería ayudar en todo lo que fuera posible para que los avances médicos estuviesen disponibles para todos, pero la situación económica concreta de muchos países impone opciones de ahorro que crean problemas humanos concretos, a veces muy dramáticos, en aquellas personas que no tienen los medios para pagar los gastos necesarios para una buena atención sanitaria.
Un dato relevante que ha surgido en las últimas décadas consiste en el hecho de que, en los países más desarrollados, y en países en vías de desarrollo, se ha dado un notable alargamiento de la esperanza de vida. Este fenómeno ha traído consigo un aumento cada vez más consistente de enfermedades propias de la ancianidad, lo cual implica dificultades de peso en la vida familiar y exige a la sociedad una mayor inversión (no sólo económica) para atender el número elevado de enfermos crónicos. Como ejemplo, bastaría recordar las muchas familias que cuidan a ancianos afectados durante años y años por el Alzheimer o por otras enfermedades que disminuyen enormemente la autonomía de las personas.
Esta situación ha llevado al resurgimiento de grupos que piden la legalización de la eutanasia, pues con la misma, según los defensores de la “muerte dulce”, se evitarían sufrimientos físicos y psicológicos prolongados en el tiempo; y porque (este motivo tiene un peso mayor del que aparece en la prensa) se ahorrarían importantes cantidades de dinero público que ahora los gobiernos tienen que destinar a la atención de la población de más edad o a los enfermos “terminales”.
Una temática que ha recibido gran atención desde los últimos años es la que ha surgido con la aparición del SIDA (en inglés, AIDS) y con el resurgimiento de otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), como vimos al hablar de la sexualidad humana. El SIDA es, en la actualidad, una epidemia que afecta la vida de millones de personas, especialmente en el África subsahariana, aunque también en otras partes del planeta, hasta el punto de provocar un número muy elevado de muertes y una disminución sensible de la esperanza de vida en los países más afectados.
La comunidad internacional y los gobiernos locales deben tomar aquellas medidas eficaces y éticamente aceptables que permitan evitar nuevos contagios y que lleven a una atención adecuada a los enfermos. Es una injusticia lamentable constatar cómo en los países más ricos quienes han sido contagiados por el virus del SIDA reciben una asistencia médica bastante buena (aunque no en todos los casos), mientras que en los países más pobres carecen de medicinas básicas.
Respecto de la prevención, conviene recordar que la mejor manera de evitar el contagio consiste en modificar aquellos comportamientos que difunden la enfermedad. Una educación a la castidad y a la fidelidad conyugal, como ha sido ya comprobado en algunos lugares de África, lleva a resultados positivos y respeta principios éticos válidos también ante circunstancias más difíciles.
Conviene añadir aquí que la atención ofrecida al SIDA no debe provocar una desatención hacia otras enfermedades sumamente perniciosas y que afectan a millones de personas, como la malaria, la disentería o la tuberculosis, algunas de las cuales podrían disminuir drásticamente con mejoras higiénicas y con acciones concretas sobre las causas, en vez de haber aumentado en las últimas décadas como ha ocurrido en algunos lugares del planeta. En este sentido, buscar maneras eficaces para detener e incluso erradicar la transmisión de la malaria en las zonas más pobres, como ha sido posible en lugares donde la enfermedad estaba muy arraigada, es una obligación que afecta a toda la comunidad humana.
La búsqueda de una atención integral al enfermo y la salvaguarda del sentido genuino del actuar de los profesionales sanitarios llevan a la bioética a desarrollar, profundizar y mejorar (donde haga falta) los códigos deontológicos formulados desde hace siglos en el mundo de la medicina. A la vez, hace falta una profunda reflexión para comprender el sentido y lugar de la enfermedad en la existencia humana, según una visión ética y antropológica correcta, que ayude a descubrir que nunca una discapacidad debe hacernos olvidar la dignidad de la persona enferma. El profesional sanitario, la familia y la sociedad, están llamados a ofrecer aquellas atenciones que correspondan mejor a cada caso, en el respeto de los principios de justicia y de beneficencia, y con una actitud de escucha de las peticiones legítimas que pueda formular el mismo enfermo, el cual no puede ser tratado, como recordaba desde su experiencia como paciente el Papa Juan Pablo II, simplemente como alguien que sólo obedece, sino como parte activa en las decisiones sanitarias.
Para ello, en casi todo el mundo urge revisar y mejorar los sistemas sanitarios en sus distintos niveles, para ofrecer consultas médicas eficaces y ágiles, para organizar los hospitales de modo realmente humano y acogedor, para acompañar a los enfermos también en sus hogares con una asistencia eficaz, para subvencionar, en los casos que lo ameriten, costos para tratamientos básicos que deben ser garantizados especialmente a los más pobres. Resulta una injusticia que debe ser erradicada el que todavía en algunos lugares no se atienda a un enfermo necesitado de una atención urgente si no muestra su tarjeta de crédito o si carece de documentos exigidos por quienes dirigen un centro sanitario.
Un capítulo importante se refiere al modo de tratar a los enfermos en su última fase (los así llamados enfermos “terminales”), y a las opciones médicas a adoptar respecto de los mismos. Como criterio general, hay que evitar dos extremos sumamente perniciosos. El primer extremo consiste en el ensañamiento terapéutico, entendido como esfuerzo por prolongar inútilmente y a un costo muy elevado (de dolor físico y espiritual) un proceso de muerte a través de intervenciones médicas excesivas. El segundo extremo sería la aceleración de la muerte a través del abandono terapéutico o incluso a través de acciones orientados directamente a provocar la muerte del enfermo (es decir, a través del recurso a la eutanasia). Frente a estos dos extremos hace falta recurrir a una buena medicina, en la que tienen una importancia cada vez mayor los así llamados “cuidados paliativos”, y a un trato integral (familiar, espiritual) que ofrezca al enfermo las atenciones debidas a su situación y según su dignidad intrínseca.
Sería necesario mencionar otros aspectos de la medicina que harían demasiado largo el presente trabajo, especialmente respecto a las obligaciones de los médicos y de todos los que tienen alguna responsabilidad, directa o indirecta, hacia los enfermos, inclusive las compañías farmacéuticas. Como ayuda para tener una visión general sobre esta temática es de gran utilidad la lectura de algunos documentos recientes de
5. Transplantes de órganos y muerte cerebral
Las investigaciones sobre los transplantes de órganos y tejidos, a partir de la segunda mitad del siglo XX, han abierto nuevos horizontes al mundo de la medicina. Gracias a estas investigaciones, resulta posible “salvar” la vida de miles de personas que, de otra manera, morirían en poco tiempo por problemas de diverso tipo. Ello ha generado una importante demanda de órganos que muchas veces no encuentra una oferta suficiente para atender las necesidades de todos.
Esta situación origina nuevos problemas a la bioética. ¿Cuándo se puede realizar un transplante de órganos? ¿Cómo obtener órganos vitales, como el corazón o el hígado? ¿Según qué criterios se seleccionan a los destinatarios de un transplante cuando existen muchas peticiones y pocos órganos disponibles?
La fuerte demanda de órganos ha provocado, en casos aislados pero tristemente reales, una de las situaciones más injustas del mundo moderno: la compra o el robo de órganos. Personas de los países más pobres sucumben, bajo la desesperación que les agobia, a las ofertas de quienes les ofrecen un puñado de dinero a cambio de un riñón o de sangre. Otras veces son secuestrados niños o jóvenes con el fin de arrancarles algún órgano, algo que a veces llega a convertirse en un crimen en toda regla. En ocasiones, personas víctimas de un accidente de tráfico o de trabajo no son reanimadas adecuadamente porque llevaban una tarjeta que las declaraba potenciales donadores de córneas o de otras partes de su cuerpo; de este modo, se provoca su muerte y se aprovechan sus órganos para satisfacer las necesidades. Para paliar estos problemas, los gobiernos y los organismos internacionales deben poner en marcha acciones eficaces de forma que se haga imposible un tráfico de órganos que tanto ofende la dignidad humana.
Junto a los anteriores problemas, se ha generado un amplio debate sobre la manera correcta de definir la muerte de un posible donante, pues las técnicas de reanimación y una serie de aparatos muy sofisticados pueden mantener en una “vida aparente” cuerpos humanos que en realidad podrían estar ya muertos. Las discusiones en torno a la noción de muerte cerebral o muerte encefálica (en sus distintas variantes y según parámetros no uniformes entre los estudiosos) muestran lo complejo de la situación, y lo urgente que es establecer una serie de principios básicos para garantizar el respeto que merece cualquier ser humano mientras viva. Sería sumamente grave establecer criterios erróneos que permitan declarar la muerte de quien todavía está vivo para obtener órganos “frescos” y en buen estado.
Sobre este punto, el Papa Benedicto XVI ofreció unas ideas que vale la pena tener presentes:
“La ciencia, en estos años, ha hecho progresos ulteriores para constatar la muerte del paciente. Es bueno, por tanto, que los resultados alcanzados reciban el consenso de toda la comunidad científica para favorecer la búsqueda de soluciones que den certeza a todos. En un ámbito como éste no se puede dar la mínima sospecha de arbitrio y, cuando no se haya alcanzado todavía la certeza, debe prevalecer el principio de precaución. Para esto es útil incrementar la búsqueda y la reflexión interdisciplinar de manera que se presente a la opinión pública la verdad más trasparente sobre las implicaciones antropológicas, sociales, éticas y jurídicas de la práctica del transplante. En estos casos, de todos modos, debe asumirse como criterio principal el respeto por la vida del donante de manera que la extracción de órganos sólo tenga lugar tras haber constatado su muerte real (cf. Compendio del Catecismo de
Si hasta ahora hemos evidenciado algunos problemas, es importante subrayar la parte positiva: hace falta promover una cultura de la donación bien entendida. El gesto por el cual un ser humano ofrece una parte (sin poner en peligro su propia vida) de sí mismo al dar sangre o al poner a disposición un órgano no vital muestra el aprecio hacia la dignidad de quien vive bajo una enfermedad grave y espera un transplante que pueda ofrecer una ayuda para su situación. En el discurso apenas citado, el Papa invitaba a la promoción de una cultura que permita hacer un buen uso de los progresos en este nuevo ámbito de la medicina:
“La senda que hay que seguir, hasta que la ciencia descubra nuevas formas posibles y más avanzadas de terapia, tendrá que ser la de la formación y difusión de una cultura de la solidaridad que se abra a todos sin excluir a nadie. Una medicina de los trasplantes coherente con una ética de la donación exige el compromiso de todos por invertir todo esfuerzo posible en la formación y en la información para sensibilizar cada vez más a las conciencias en un problema que afecta diariamente a la vida de muchas personas. Será necesario, por tanto, superar prejuicios y malentendidos, disipar desconfianzas y miedos para sustituirlos con certezas y garantías, permitiendo que crezca en todos una conciencia cada vez más difundida del gran don de la vida”.
6. Problemas relativos al ambiente y a la ecología
La bioética tiene mucho que decir frente a los temas relativos al ambiente y a la ecología. El desarrollo tecnológico moderno ha generado nuevos problemas debidos a diversos factores, como el abuso de recursos naturales de por sí limitados, la alteración de equilibrios climáticos, la contaminación atmosférica, la generación de deshechos de difícil eliminación o de alta toxicidad, la desaparición de especies vivientes (plantas o animales), y un largo etcétera.
Además, nuevas tecnologías permiten intervenir sobre los seres vivos, hasta el punto de modificar el genoma de animales y plantas. Es cierto que los cruces genéticos y la invención de especies ya se ha dado en el pasado, pero las posibilidades actuales son enormes, y exigen por lo mismo un mayor sentido de responsabilidad. Ello no significa generar miedos irracionales o situaciones de pánico ante conquistas que resultarían benéficas para el hombre y para el mismo ambiente (especialmente en algunos países pobres, que pueden ser ayudados, por ejemplo, a través de semillas genéticamente modificadas y adaptadas a su situación), ni tampoco crear el extremo opuesto, que lleva a considerar que todo lo técnicamente posible es de por sí lícito, sin sopesar con prudencia las repercusiones a corto y a largo plazo que la aplicación de una nueva biotecnología produzca en los complejos equilibrios de la vida terrestre.
La preocupación por el ambiente y la ecología nace de una exigencia ética fundamental: el planeta Tierra es el habitáculo donde transcurrimos la etapa temporal de nuestra existencia humana. El hombre no es un dueño despótico de la creación, sino el administrador y custodio de un patrimonio de vida que viene del mismo Dios y que nos permite gozar de salud, de alimentos, y de la compañía de tantas bellezas entre los animales y las plantas que viven a nuestro lado.
Ciertamente, la preocupación ecológica no debe ir en detrimento de los deberes fundamentales que tenemos hacia el ser humano. Sería absurdo, pero el caso es tristemente real, que se organicen movilizaciones populares en favor de los bosques mientras se guarda un silencio cómplice ante la existencia de clínicas donde cada año son abortados cientos (a veces miles) de seres humanos. Como también sería absurdo invertir millones de dólares o de euros para limpiar un río mientras en las orillas del mismo mueren cada año cientos (o miles) de personas por carecer de las medicinas básicas para el tratamiento de la malaria.
La bioética tiene, por lo tanto, que estudiar y proponer soluciones para tutelar el ambiente en el que vivimos. Sobre esto, el Papa Benedicto XVI indicaba lo siguiente:
“La conservación del medio ambiente, la promoción del desarrollo sostenible y la atención particular al cambio climático son cuestiones que preocupan mucho a toda la familia humana. Ninguna nación o sector comercial puede ignorar las implicaciones éticas presentes en todo desarrollo económico y social. La investigación científica demuestra cada vez con más claridad que el impacto de la actividad humana en cualquier lugar o región puede tener efectos sobre todo el mundo. Las consecuencias del descuido del medio ambiente no se limitan a la región inmediata o a un pueblo, porque dañan siempre la convivencia humana, y así traicionan la dignidad humana y violan los derechos de los ciudadanos, que desean vivir en un ambiente seguro” (Mensaje de Benedicto XVI a los participantes en el VII Simposio sobre “Religión, ciencia y medio ambiente”, 1 de septiembre de 2007).