Se utilizan embriones en Ucrania para tratamientos de belleza.
Ampliando la información anterior, también en Ucrania se han
descubierto actividades para-médicas en las que se utilizaban restos de
embriones humanos. Esto se descubrió cuando Vadym Lazaryev y
Vladymyr Ischenko pasaron, de colaborar activamente con la policía
ucraniana, a convertirse en prófugos, al descubrirse la participación del
Gobierno ucraniano y de prominentes médicos en esta oscura trama. Por
ello, tuvieron que huir apresuradamente a Irlanda, dejando atrás a sus
familias, aunque este país les niega desde 2004 el asilo político. El pasado
30 de marzo comparecieron ante un tribunal de apelaciones, pero podría
pasar un año hasta que se conozca el veredicto. Varias organizaciones
irlandesas se han movilizado para ofrecer su apoyo a estas personas y han
abierto una página web para divulgar su causa y captar adhesiones:
Una parte de sus denuncias ha sido corroborada por la Asamblea
Parlamentaria del Consejo de Europa. Su enviada, Ruth-Gaby Vermot-
Mangoíd, visitó Ucrania, entre agosto y septiembre del pasado año y obtuvo
pruebas acerca de cuatro casos de aborto de niños en la última etapa de
gestación, cuyos cuerpos fueron "extraviados", así como desapariciones de
niños prematuros. Su informe final exigía a Ucrania la reapertura inmediata
de la investigación judicial, detenida en el momento en el que comenzaron a
aparecer involucrados en esta trama ciudadanos muy significativos
socialmente.
El tráfico de embriones para productos de belleza es de sobra
conocido en Ucrania, donde un reportaje televisivo reveló todo tipo de
escabrosos detalles. En abril del pasado año, el diario británico The
Observer reveló que, en varios países de la antigua URSS, se ofrece a las
mujeres 150 euros por abortar, a lo cual se añade un extra si la embarazada
espera hasta los últimos meses de la gestación, cuando la práctica es ya
ilegal. Los fetos son vendidos para investigaciones científicas o, más
frecuentemente, para tratamientos de belleza, que se realizan generalmente
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en Rusia. Los traficantes obtienen por cada feto unos 7.500 euros. Y en las
clínicas de belleza de Moscú se paga hasta 15.000 euros por inyecciones
con esos restos humanos a los que, sin ningún fundamento, se atribuyen
propiedades curativas frente a enfermedades como el Parkinson o el
Alzheimer y, sobre todo, para el rejuvenecimiento de la piel. Según The
Observer, una de las clínicas de moda en la capital rusa, que ofrece estas
inyecciones, promete a sus clientes quitar 10 años de sus caras.
Otras veces la mujer queda totalmente al margen del negocio.
"Cuando un doctor quiere un feto, le dice a la chica que debe abortar por
razones médicas, aunque hayan transcurrido ya las 12 semanas del plazo
legal", contaba al periódico un policía ucraniano.
La medicina regenerativa es otro suculento negocio. La divulgación
de posibles curaciones que ofrecen las células madre embrionarias, hasta
ahora no demostradas, lleva a muchos millonarios rusos a acudir a clínicas
en las que se ofrecen este tipo de tratamientos a precios desorbitados.
"Hablamos de un comercio enorme y muy peligroso", decía a The Observer
el director del Instituto de Cardiología Experimental de Moscú. El
ministerio de Sanidad ruso ha reconocido que muchas de las clínicas que
ofrecen tratamientos con células madre operan de forma ilegal, pero el
Estado de Derecho hace aguas por demasiados lados como para preocuparse
de esta moda vampiresca entre los millonarios